El investigador, quien estuvo de visita en la U.N.
Sede Medellín, señaló que “el pino es un árbol muy usado por los ingenieros forestales,
porque crece muy rápido y es muy comerciable, pero genera un problema de
especies muy grande”. En tal sentido, explicó que en lugar de contar con 400 o
500 especies en un bosque tropical por hectárea, se tiene una sola especie en
esa misma cantidad de terreno”.
Para el experto, desde el punto
de vista comercial es una muy buena alternativa sembrar pino, pero va en
contravía al tema biológico, pues esta siembra masiva de Pinus, nombre científico de la especie, no representa
hábitat para las aves o murciélagos de la zona.
En realidad, lo que generan este tipo de siembras
masivas, según Rakan Zahawi, es una gran obstrucción a la reforestación natural
de las zonas, la cual consiste en sembrar pequeñas cantidades de árboles y
dejar que las aves dispersoras de semillas completen el trabajo.
La reforestación natural de una zona puede tardar
entre ochenta y cien años, según los daños del suelo, por lo que en algunas
ocasiones se hace necesaria la intervención humana para la recuperación de
estos lugares.
Por lo general, para reforestar áreas devastadas
por tala indiscriminada o incendios, se recurre a la siembra de árbol por
árbol, cubriendo el total de la zona con especies listas para su crecimiento.
Pero esto tiene un problema, según el doctor
Zahawi: los altos costos que esta técnica genera, además de correr el riesgo de
que las especies no peguen o no crezcan, por las condiciones abióticas del
terreno. “Lo que se debe hacer para una reforestación adecuada es, en primer
lugar, poner barreras naturales para acumular materia orgánica y que de esta
manera el suelo pueda recuperarse; a partir de allí si se puede empezar a
sembrar”, comentó.
La técnica usada por el experto y replicada por el
semillero de Conservación de Bosques de la Facultad de Ciencias Agrarias de la
Sede Medellín consiste en sembrar árboles nativos solo en una pequeña porción
del terreno, de manera que las aves dispersoras y demás animales lleven las
semillas al resto del campo. Esto reduce los costos de reforestación y devuelve
la naturalidad de los ecosistemas perdidos.
“La ola de deforestación durante los últimos 50
años ha sido muy alta e inclusive algunas áreas de Colombia ya no son
productivas ni siquiera para agricultura; además, si hablamos de cumplir las
metas anunciadas por gobiernos y entidades mundiales de reforestación,
necesitamos bajar los costos, pues es casi imposible recuperar zonas árbol por
árbol, por lo que proponemos sembrar el mínimo necesario y que el resto del
proceso lo hagan murciélagos, aves y otros animales del bosque”, concluyó el
experto.
(Por: FIN/AGG/MLA)N.°
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