Plaguicidas: peligro no termina con prohibirlos


Pese a que el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) canceló el registro de 254 plaguicidas, estos productos siguen al alcance de los agricultores.

 Agencia de Noticias UN.- Así lo advierte Marina Sánchez, investigadora de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, y además señala que cuando un campesino entra al sistema de monocultivo (siembra de una sola especie) su producción total se hace más vulnerable a las amenazas que traen las plagas, condición que le genera una relación de alta dependencia a los plaguicidas y fertilizantes.

De ahí que, desde su punto de vista, el reto de medidas como las tomadas por el ICA –que buscan reducir los riesgos contra la salud– está en llegar tanto a los grandes como a los pequeños productores.

“Cuanto menor sea la producción del campesino ligada a estos métodos mayor dependencia tendrá de los resultados que logre en su parcela. La situación es de desesperación, de supervivencia. Entonces él prueba un agroquímico y otro a través de mezclas, creando verdaderas bombas agrotóxicas”, asegura.

Diego Iván Ángel Sánchez, profesor y director del grupo de investigación en agroecología de la U.N. Sede Palmira, asegura que el 70 % de los alimentos en el mundo se generan en la agricultura familiar campesina, y el 42 % de lo que se consume en Colombia es producción de pequeños agricultores: “lamentablemente mucho de eso se hace con métodos convencionales como los agroquímicos o pesticidas de síntesis química”, asegura.
El 42 % de los alimentos consumidos en Colombia
es producido por pequeños agricultores.
Por estas razones la decisión del ICA se debe complementar tanto con un seguimiento riguroso como con la promoción de alternativas de producción para los campesinos, por lo que pide un control sobre el destino de las existencias de productos que aún quedan en Colombia y la garantía de que este no circule en una suerte de mercado negro, en el que podría tener un precio más accesible.

Salud del planeta

María Dolores Raigón, profesora de la Universidad Politécnica de Valencia, asegura que muchos agroquímicos afectan la calidad de vida de los campesinos, de los consumidores y del planeta: “son un riesgo para el agricultor que inhala estas sustancias al aplicarlas o al hacer las disoluciones”, afirma.

La investigadora María Dolores Raigón sostiene que
el modelo agroecilógico es el único que brinda la
dimensión nutricional necesaria.
Fotos-Grupo de investigación en agroecología, 
U.N. Sede Palmira 
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la contaminación generada por productos y residuos agroquímicos en las aguas subterráneas se ha convertido en un problema de enorme impacto.

El uso de fertilizantes y plaguicidas supera la capacidad de los cultivos para absorberlos generando excesos de nitrógeno y fosfatos que se infiltran hasta las aguas subterráneas y las contaminan. Cuando estas aguas llegan a lagos, embalses y estanques, la acumulación de residuos orgánicos provoca un crecimiento desequilibrado de algas, en detrimento de otras plantas y animales acuáticos.


Por su parte, la investigadora Sánchez sostiene que el consumo de alimentos generados a partir de ciertos agroquímicos ha demostrado tener incidencia en afectaciones nerviosas y, en el caso de los organofosforados, aumentar los índices de cáncer o de leucemia.

Modelo alternativo

La red de Mercados Agroecológicos Campesinos
del Valle del Cauca tiene cobertura en 23 municipios.

Los docentes coinciden en que una alternativa productiva para el campesino es promover la agroecología, que trae beneficios nutricionales comprobados para el consumidor, y ambientales para los agroecosistemas.


Según explican, las plagas se pueden controlar con insumos naturales y el diseño de agroecosistemas: “en los laboratorios se han desarrollado sustancias fáciles de degradar a partir de la canela, la vainilla y los cítricos, por mencionar algunos, que demuestran eficacia para controlar plagas y hongos”, declara la profesora Raigón.

Así mismo aseguran que los alimentos generados con métodos convencionales tienen menor valor nutricional que aquellos producidos sin insumos químicos.

Los profesores aseguran que las plagas se pueden controlar
con insumos naturales y el diseño de agroecosistemas
En la U.N Sede Palmira se trabaja el estudio, la capacitación y el fomento de la agroecología por medio de proyectos de extensión solidaria e investigación y del doctorado en esta disciplina, creado en 2009.

Además la Institución estrecha vínculos con organizaciones como la Red de Mercados Agroecológicos Campesinos del Valle del Cauca, que tiene cobertura sobre productores de 18 municipios de ese departamento y cinco del norte de Cauca.
(Por: fin/FH/MLA/LOF)

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