No ha sido fácil desarrollar el Acuerdo de paz. Hay retrasos inexcusables y peligros al acecho. Pero también hay avances importantes y motivos para mantener el optimismo, en especial si se corrigen algunos errores.
Katherine Aguirre Tobón*
No alcanzaron seis meses
razonpublica-Katherine Aguirre Tobón*.- Se cumplieron seis meses de la firma del Acuerdo de paz con las FARC. La fecha del Día D +180 (mayo 31) marcaba un hito fundamental del avance del proceso. Sin embargo, el día pasó casi desapercibido.
Pero más allá de las críticas de la oposición y de las discusiones sobre la seguridad jurídica del proceso o sobre los incumplimientos de las partes, hay un hecho indiscutible: el cese al fuego se ha mantenido.
Según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC) no se han registrado ataques ni combates entre las FARC y la Fuerza Pública, de manera que no ha habido nuevas bajas y se han
evitado cerca de 3 mil muertes con ocasión del conflicto.
Según el texto del Acuerdo de Paz, el Día D+180 debía marcar el fin de las zonas transitorias de normalización, así como la total dejación de las armas.
Esto estaría acompañado con el fin del cese del fuego y el cierre definitivo de las confrontaciones entre el Estado y el grupo insurgente. Ante la imposibilidad de cumplir estas metas en el plazo definido, la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final (CSIVI),
ha decidido posponer las fechas del D+180.
Esto vino acompañado de una
cascada de decretos presidenciales para “meterle el acelerador” a la implementación.
Junio 20 es la nueva fecha para concluir el proceso de dejación de armas, y el 1 de agosto se dará fin a la concentración de los miembros de las FARC para su posterior reintegración.
El plazo para el desmantelamiento final de los campamentos ha quedado en tres meses. Este es el
nuevo cronograma.
Semanas antes del “Día D +180” sorprendía la excesiva confianza del Estado y de la ONU en que los tiempos se podrían cumplir.
Por eso esta declaración, aunque tardía, brinda cierta claridad sobre los pasos a seguir, aunque demuestra el alto nivel de improvisación de todo el proceso.
Casos como el ingreso de infantes de marina a una zona en Guaviare, así como la captura de Yimmi Ríos en Bogotá demuestra como procesos básicos aun no están refinados, poniendo día a día en fuerte riesgo la delicada paz en Colombia.
La importancia del cese del fuego
Pasar este período significa que se ha superado el momento más crítico del post-acuerdo. La experiencia internacional ha mostrado que el riesgo de recaer en el conflicto es muy alto. Según algunos estudios existe un 50 por ciento de posibilidades que el conflicto se reactive durante la década siguiente.
Este hecho se explica por las débiles condiciones de la paz debido a los asuntos de la agenda que aún no hayan tenido pleno cumplimiento.
En el corto plazo son especialmente preocupantes las disidencias que aún conservan sus armas y su presencia territorial, así como las rupturas del cese del fuego más o menos intencionales por cualquiera de las partes.
Pero a pesar de algunas disidencias, durante los seis meses críticos que han transcurrido desde la firma del Acuerdo se ha mantenido el cese al fuego. Casi la totalidad de los combatientes y frentes de las FARC abandonaron el territorio para concentrarse en la zonas veredales.
Este es el resultado más importante de este largo proceso: menos muertes, menos victimas de minas antipersonal, y menos heridos en las salas de los hospitales militares.
Aun con la importancia del cese a fuego, la declaración de la CSIVI no incluyó una mención concreta sobre la extensión del respectivo plazo. El cese no importa solo para garantizar la seguridad física de los miembros de las FARC en las zonas transitorias, sino para la estabilidad de todo el proceso en un momento tan crítico.
Solo el pasado 31 de mayo se registró un incidente cuando integrantes del cuerpo de Infantería de la Marina ingresaron a una zona de normalización y un capitán del Ejército resultó herido.
Este no es un incidente trivial que implica un simple error técnico, sino que pone en evidencia la tensión entre las partes y la fragilidad de la situación de seguridad en el terreno.
Las FARC denunciaron que este incidente se dio después de constantes violaciones.
En el mismo sentido, el domingo 4 de Junio capturaron a Yimmi Rios, miembro de las FARC que se encontraba en Bogotá en diligencias relacionadas con la implementación del acuerdo.
Esta situación evidencia la necesidad de aclarar la situación jurídica de los miembros de las FARC. Más allá de los elementos técnicos, se requiere un compromiso total de todas las entidades del Estado incluyendo la rama judicial.
Este caso ha sido de tal gravedad que por primera vez, alias Timochenko amenazó aplazar la dejación de armas por este hecho. Cuatro horas después, Ríos fue dejado en libertad, con un anuncio formal del presidente indicando que la captura se dio por un problema en su identificación.
Las zonas dejaron de ser transitorias
La CSIVI informó que el régimen de las zonas veredales se mantendrá durante dos meses para preparar la fase de reincorporación de las FARC. Después de este plazo, las zonas se convertirán en “espacios territoriales de capacitación y reincorporación”.
Estos espacios contarán con plena normalidad institucional y allí se llevarán a cabo los procesos de reincorporación, incluyendo la participación de la comunidad.
Este aplazamiento se da en medio de impresionantes retrasos en la construcción de las zonas. Ahora se espera que este nuevo plazo por fin permita la adecuación de estos espacios, considerando que van quedarse por largo rato.
Días antes del D +180, tanto el gobierno como la Misión de la ONU aseguraron que la fecha para la dejación de armas se iba mantener.
Estas declaraciones se dieron pese a la certeza de que los tiempos no iban a cumplirse. La nueva fecha es el 20 de junio, y nuevamente se declara que esta fecha es inamovible y que en ese momento se realizará el retiro de los contenedores con el armamento de las zonas.
También se dan tres meses más para completar el desmantelamiento de las más de 900 caletas declaradas por las FARC.
Este proceso ha sido tan dispendioso que además de la extensión de los tiempos se ha visto la necesidad de la cooperación de la Policía y las Fuerzas Militares para su ubicación y destrucción del armamento.
Haciendo tiempo para la paz
Es importante que haya claridad sobre las verdaderas razones por las cuales se ha extendido la dejación de armas.
Se ha dicho que la prórroga para entregar las armas se debe a la demora en el desplazamiento de los miembros de las FARC a las zonas de concentración, pero después se adujeron limitaciones logísticas.
Sin embargo, dada la ausencia de información, es posible pensar que hay razones políticas y estratégicas que puedan explicar esta tardanza.
Es posible que las FARC no hayan avanzado de manera satisfactoria en el proceso de dejación de armas dada la inseguridad jurídica existente. Por ejemplo, el gobierno no ha logrado suspender las órdenes de captura y las amnistías para los miembros que están acreditados para continuar el proceso de reintegración.
Y es difícil que los miembros del grupo dejen las armas cuando la contraparte no ha logrado garantizar los mínimos jurídicos y de infraestructura para la implementación del Acuerdo.
La prórroga del plazo para la dejación de armas vino acompañada de una carrera maratónica donde se produjeron 34 decretos presidenciales que buscan agilizar la implementación.
Esto se puede ver como una respuesta del gobierno nacional a la necesidad de brindar seguridad jurídica, económica y física en el tránsito a la legalidad.
También es una repuesta a la necesidad de acelerar el desarrollo de los acuerdos, teniendo en cuenta el reciente fallo de la Corte Constitucional con relación al fast track.
Sin embargo hay grandes dudas sobre la posibilidad de implementar todas las estrategias y programas que plante el Acuerdo de paz (más de 100).
Existen tensiones y resistencias en el Congreso, así como en los territorios, los cuales tienen complejos poderes locales.
La llegada de esta fecha crítica en el proceso de ejecución de los acuerdos también dio un empujón a procesos sobre los cuales no se tenía ninguna claridad.
Se ha brindado información sobre los proyectos relacionados con la reintegración social y económica de los miembros de las FARC, incluyendo proyectos productivos y apoyos para la reincorporación.
Por ejemplo, en los decretos que expidió el presidente la Agencia Colombiana para la Reintegración de Personas y Grupos Alzados en Armas (ACR) se transformó en la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN). Esto aclara el diseño institucional para la reincorporación.
En este momento es fundamental hacer un balance entre declaraciones optimistas y la realidad.
Los requerimientos y complicaciones para la entrega de cerca de 7.000 armas no deben desestimarse.
Ahora se han dado 20 días más, con la esperanza de que en este tiempo pueda lograrse la entrega y retiro de todo el armamento.
El proceso debe hacerse con el mayor cuidado posible para evitar casos que pongan en riesgo el cese a fuego y el mantenimiento de todos los protocolos.
Este aplazamiento fue corto para garantizar la legitimidad del proceso ante la opinión pública y los legisladores.
Pero el respaldo público al proceso solo puede lograrse con información completa, clara y precisa, que permita dar cuenta del estado real de los avances y faltantes.
Esto es fundamental para disipar las dudas y hacer funcionar este proceso y garantizar su estabilidad a largo plazo, con la vista en las elecciones de 2018.
* Investigadora asociada del Instituto Igarapé
@katheaguirreCOL @igarape_org