Benjamín Gomez.-
Luego de concluir el proceso electoral que lleva a la Presidencia de la
República a Iván Duque, proceso electoral vivido en Paz, sin conflicto interno,
elecciones presidenciales donde el temor físico se trasladó al miedo infundido
mediante los mensajes tergiversados y engañosos transmitidos fundamentalmente
por las redes sociales, sumados al ataque sistemático de los grandes medios de
comunicación.
Entra
Colombia en una era donde el juego político está basado en la postura pacífica de
pensamientos diferentes, se espera una era donde el manejo de la política
pública dependa de la orientación ideológica en lugar de la conveniencia
determinada por la distribución de los contratos. El papel de la oposición sin
participación en el gobierno, es decir sin cuota burocrática, permitirá definir
claramente el acierto o desacierto en el manejo de lo público.
El
nuevo gobierno y la nueva oposición entrarán a demostrar la certeza de sus
argumentos, comenzará, la ciudadanía en su conjunto a determinar, a palpar, a comprobar,
la seriedad y profundidad tanto de los planes de gobierno como de las
propuestas opositoras.
Llegarán
momentos de unidad nacional donde actuarán conjuntamente unos y otros, pero
también llegarán momentos donde posiciones totalmente diferentes se medirán en
el respaldo de la ciudadanía.
Comienza
el tiempo a correr y asuntos tan vitales como el medio ambiente, la salud, la
economía, la educación, la seguridad, el progreso y la libertad, exigirán al
gobierno y a la oposición lo mejor de sí. La ciudadanía tiene ahora la tarea de
comenzar a examinar con lupa las ejecuciones y las alternativas.
El
debido respeto por el mandato conferido a IVan Duque como Presidente de la
República, y a Gustavo Petro como Jefe de la Oposición, el debido respeto a las
promesas realizadas, el debido respeto a la Constitución, el debido respeto
para con el futuro.
El debido respeto comienza a ponerse en prueba.