El futuro del Acuerdo es incierto, pero hay tres caminos
previsibles. Dos de ellos –el de Duque y el de Vargas– son francamente
preocupantes.
razonpublica-Juan
Carlos Palou*.-
Los caminos de la paz
La incertidumbre sobre el futuro del proceso de paz
es muy grande, pero están empezando a consolidarse algunas certezas electorales
que no auguran un futuro venturoso para el Acuerdo que busca poner fin
definitivo a un conflicto muy dañino para Colombia.
Al analizar los planteamientos de los varios
candidatos acerca del Acuerdo Final, se concluye que estamos ante tres rutas
posibles a saber:
- incumplimiento frontal,
- incumplimiento solapado, o
- cumplimiento parcial de lo
acordado.
Incumplimiento
frontal
Esta es la propuesta del Centro Democrático (CD)
que, en las palabras francas de Fernando Londoño consistiría en “hacer trizas” el
Acuerdo. Y en efecto: el senador José Obdulio Gaviria ya ha anticipado un referendo
para derogar la totalidad del Acuerdo Final.
Candidato Presidencial, Iván Duque. Foto- Conexión Capital |
Pero, para no asustar a los votantes del “centro”,
el candidato Iván Duque ha matizado la propuesta al decir que modificaría solo
tres aspectos del Acuerdo:
- Eliminaría
la posibilidad de que el narcotráfico sea considerado delito conexo al
delito político y por lo tanto amnistiable;
- Eliminaría
el carácter voluntario de la sustitución de cultivos ilícitos para
convertirlo en forzoso;
- Impediría
la llegada al Congreso de los miembros de las FARC antes de haber sido
juzgados por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra.
Pero los tres “pequeños” cambios anteriores
contradicen la esencia del Acuerdo Final: la justicia transicional y la
participación política para los excombatientes.
1.
Impedir que el narcotráfico se considere conexo al delito político es convertir
a todos los miembros de las FARC en potenciales candidatos a la extradición.
Pero además hay que recordar que el Acuerdo no
propone una declaración general del narcotráfico como delito conexo, sino que
en cada caso el acusado debe demostrar que su delito buscaba financiar el
proyecto político-militar de la organización guerrillera y no el enriquecimiento
personal de los delincuentes.
2.
Eliminar la sustitución voluntaria de cultivos ilícitos para pequeños
productores implicaría volver a las políticas de mano dura es decir, a la
persecución de campesinos, indígenas y afrocolombianos dedicados por necesidad
a cultivar coca, amapola y marihuana.
La erradicación forzosa y el posible regreso a la
fumigación tienen la ventaja de la eficacia simbólica: demuestran carácter y
compromiso del gobierno al infligir un castigo a esas poblaciones
“transgresoras”. Se tranquiliza así a la comunidad internacional y sobre todo a
Estados Unidos. Pero con seguridad la ineficacia de esta estrategia será la
misma que se ha demostrado en los últimos treinta años.
3.
Venir a exigir ahora que los candidatos del partido FARC al Congreso se sometan
primero a la Jurisdicción Especial para la Paz implicaría un cambio de fondo en
esta jurisdicción y pondría en entredicho las diez curules de las FARC.
¿Cómo
contener ese curso de acción del Centro Democrático?