De la Cámara al Senado
Desde la reforma política de 2003 hasta 2014 el
Partido Liberal de Colombia (PL) se mantuvo como la tercera bancada al Senado,
cuando pasó al cuarto lugar debido al surgimiento del Centro Democrático.
Para estas elecciones legislativas el PL se
encuentra en una situación difícil: algunas de sus figuras más reconocidas se
retiran y deberán ser reemplazadas para limitar las pérdidas, como también le
ocurre al Partido Conservador, su coprotagonista de la historia nacional a lo
largo de los siglos XIX y XX. Bajo los últimos gobiernos, sin embargo,
los liberales tomaron un camino muy distinto del de los conservadores, con
resultados bastante decepcionantes.
Por otra parte -y gracias a su arraigo histórico en
muchas regiones- el PL ha mantenido su fuerza en la Cámara, disputándose el
primer puesto con el partido de la U. Por esta razón los liberales tratan de
conservar su votación organizando el relevo de sus senadores salientes con su
vivero de representantes a la Cámara.
Seis de los diecisiete senadores del PL no se van a
presentar a estas elecciones: ellos habían aportado unos 425 mil votos del
1.750.000 que tuvo el partido para la cámara alta. Entre estos congresistas se
cuenta el veterano Horacio Serpa,
quien fue de lejos el senador liberal más votado en 2014.
Serpa tratará de transferirle sus votos a su hijo
Horacio José, asunto que no será fácil en tanto este último es conocido sobre
todo en Bogotá (salió del Concejo para competir en estas elecciones), y su
padre tenía buena parte de su caudal en Santander.
El partido perderá también a dos senadores con menor
peso electoral pero con mucha visibilidad en la opinión pública: Juan Manuel Galán y Viviane Morales.
Estas dos figuras salieron en peleas con la dirección nacional del partido
encabezada por Cesar Gaviria, de manera que el futuro de sus votos es incierto.
Tanto el apoyo de Galán como el de Morales estaban
concentrados en Bogotá, una plaza disputada y volátil. Por esta razón el PL
tendrá que dar la batalla para mantenerse en la capital con Horacio José Serpa
y la actual representante Olga Lucía Velásquez -quien
aspira a saltar al Senado-.
El PL perderá algunos alfiles pero podrá contar con fuerzas de
respaldo en territorios claves.
En cambio el partido parece más seguro en sus
baluartes de la costa Pacífica y Antioquia; apuesta a recuperar terreno en la
costa Caribe con el salto al Senado de Fabio Amín en
Córdoba (donde peleará los votos rojos a Arleth Casado),
y de Mauricio Gómez en
Atlántico (quién aspira a reemplazar a Álvaro Ashton y
encabeza la lista al Senado).
En resumen, el PL perderá algunos alfiles pero podrá
contar con fuerzas de respaldo en territorios claves. Con lo anterior sufriría
menos que la U en estas elecciones.
En busca de un nuevo perfil
Representante presidencial del Partido Liberal, Humberto de la Calle. Foto- Presidencia de la República |
Si bien es cierto que el PL se encuentra en una
posición bastante parecida a su rival conservador, los dos partidos siguieron
estrategias muy distintas y paradójicas.
La reforma políticas de 2003 y las que le siguieron
buscaron favorecer a los partidos grandes y más cohesionados, para remediar la
atomización que había sido inducida por la Constitución de 1991.
Como dijimos en el artículo anterior,
los conservadores fueron los principales beneficiarios de las reformas – aunque
siguieron comportándose como una laxa federación de caciques regionales-. Los
liberales en cambio no lograron aprovechar los incentivos y a duras penas
sobrevivieron. Lejos de resolverse, las divisiones con la U y Cambio Radical se
hicieron permanentes.
La victoria del NO en el plebiscito le dañó al PL las
expectativas de cosechar los frutos de su adhesión a la paz en las elecciones
de 2018.
Paradójicamente sin embargo, los liberales se
esforzaron para adaptarse a los nuevos incentivos:
- Buscaron un norte doctrinal y
estratégico más definido que sus colegas conservadores, hasta el punto de
romper su tradición histórica y aceptar el papel de opositores bajo el
segundo mandato de Álvaro Uribe.
- Aunque el partido de la U había
sido el principal elector del presidente Santos, el PL fue la fuerza
política que defendió el proceso y los acuerdos de paz con mayor decisión
y coherencia.
Los principales artífices del proceso fueron
liberales: Humberto de la Calle como negociador del acuerdo con las FARC; Juan
Fernando Cristo como autor de la Ley de Victimas y luego como impulsor de los
trámites en el Congreso desde el Ministerio del Interior, y Rafael Pardo como
ministro del post-conflicto.
Sin embargo esta estrategia no fue del todo exitosa
por tres razones:
- La victoria del “no” en el
plebiscito deshizo la esperanza de cosechar los frutos de su adhesión a la
paz en las elecciones de 2018.
- La derrota provocó una disidencia
interna no muy significativa en términos electorales, pero nociva para la
imagen pacifista del partido. La disidencia fue encabezada por Sofia Gaviria y
por Viviane Morales, quien se separó del oficialismo a raíz de las
movilizaciones contra la “ideología de género” y se movió hacia el campo
del “no” después del plebiscito.
- Pese a los esfuerzos de los
ministros liberales, los senadores de este partido siguieron siendo los
más indisciplinados y algunos se destacaron por ausentarse de las
votaciones.
La consulta y la campaña
La voluntad del partido de adoptar un perfil más
definido significó buscar candidato presidencial propio:
- El proceso no fue fácil e implicó
la salida definitiva de Viviane Morales, quien se negó a suscribir el
documento programático preparado por la dirección del partido que
comprometía a los precandidatos a defender el acuerdo de paz y apoyar
políticas favorables a la igualdad de las parejas del mismo sexo.
- Aunque el enfrentamiento final
entre Cristo y De la Calle no presentó grandes desacuerdos de fondo, tenía
ciertas connotaciones estratégicas. Cristo buscaba una candidatura más
liberal, por lo menos hasta la primera vuelta, mientras que De la Calle
defendía una apertura del partido a una posible coalición pro-paz.
Irónicamente, De la Calle triunfó con un margen pequeño en la consulta
pero los acontecimientos acabaron por imponer la estrategia de Cristo,
quien se enlistó activamente en la campaña de su ex adversario.
En estas condiciones, aunque las encuestas no
auguran un resultado muy favorable para De la Calle, la campaña presidencial
puede ser una buena oportunidad para reforzar el partido.
Aunque al principio De la Calle dio señales de no
querer asociarlo a su campaña y de buscar más bien el voto independiente, esas
elecciones muestran finalmente un partido que se puso en orden de batalla de
forma relativamente coherente, cosa que no había pasado con las candidaturas de
Rafael Pardo en 2010 y Horacio Serpa en 2006.
El refuerzo de Clara López, quien a pesar de militar
en la izquierda siempre mantuvo cierta cercanía con algunos sectores del
liberalismo, va en el mismo sentido. Causó desconcierto en los sectores
independientes que acompañaban a De la Calle, pero fue bien recibido por el PL.
el peor escenario para el PL quizás sea el de una victoria de
Vargas Lleras. Esto sellaría el fracaso de los esfuerzos del partido para
volver a encontrar identidad propia.
Aunque sus posibilidades de llegar a la segunda
vuelta son reducidas, el PL podrá reforzarse internamente en esta campaña,
siempre que obtenga un respaldo razonable. El tiempo de las alianzas vendrá con
la segunda vuelta.
Además de una victoria propia, al PL le serviría
apoyar a una candidatura como la de Fajardo, quien no tiene mucho apoyo
parlamentario. El liberalismo podría cobrarle caro una coalición que el
candidato rechazó en un primer momento.
En caso de victoria de uno de los candidatos de la
alianza de la derecha, el partido podría volver a tomar el camino de la
oposición. Pero el peor escenario para el PL quizás sea el de una victoria de
Vargas Lleras. En este caso, los caciques del partido intentarían volver a ser
los socios menores de una coalición mayoritaria. Esto sellaría el fracaso de
los esfuerzos del partido para volver a encontrar identidad propia.
*En Alianza con Razón Pública, el Observatorio de la Representación
Política de la Universidad del Rosario propone una serie de artículos sobre el
estado de las fuerzas políticas en víspera de las elecciones legislativas. Esta
es la cuarta entrega de la serie.
** Profesor de la Universidad del Rosario, director
del Observatorio de la Representación Política (ORP)
*** Investigador del ORP http://www.procesoselectorales.org/ twitter:
ORPoliticaUR