Ministerio de Educación emite orientaciones para el regreso presencial en establecimientos oficiales y privados

M.E.N.- Las orientaciones precisan las condiciones para la prestación del servicio educativo de manera presencial, en aplicación de la Resolución 777 de 2021, con el propósito de lograr el adecuado desarrollo de este proceso, fomentar el autocuidado y la corresponsabilidad en el ámbito escolar, social y familiar.


Con el fin de lograr que todos los establecimientos educativos oficiales y privados retornen a la prestación del servicio educativo de manera presencial, con plena observancia de las normas de bioseguridad previstas por la autoridad en salud del país con la Resolución 777 de 2021, el Gobierno de Iván Duque, a través del Ministerio de Educación Nacional, emitió orientaciones a los gobernadores, alcaldes, secretarios de Educación, jefes de Talento Humano, directivos docentes, docentes y comunidad educativa para la prestación del servicio de educación de manera presencial.

Foto: Mineducación.gov.co

El documento detalla las orientaciones para el regreso a la prestación del servicio educativo de manera presencial en las Instituciones Educativas oficiales y no oficiales (jardines y colegios privados); precisa, además, que todo el personal de docentes, directivos docentes, personal administrativo y de apoyo logístico retorna de manera completa a la atención presencial de los estudiantes y define otros aspectos asociados a las condiciones de bioseguridad, que en su conjunto permiten concretar lo necesario para que los estudiantes puedan continuar el proceso educativo durante el segundo semestre del año escolar 2021, bajo el esquema de atención presencial.

Así mismo, define el retorno en presencialidad de la operación del Programa de Alimentación Escolar - PAE en los sitios dispuestos por la institución educativa para estos efectos y el transporte escolar, con uso obligatorio del tapabocas.
Conozca la directiva 05 de 2021, con orientaciones para el regreso a la prestación del servicio educativo de manera presencial en los establecimientos educativos oficiales y no oficiales.

La desaparición de personas: un problema con y sin protestas

 Escrito por Rocío Quintero Martínez

La impunidad generalizada y la falta de mecanismos de prevención efectivos crean un ambiente propicio para la desaparición durante las manifestaciones.

Un problema de larga data

razonpublica.
- En medio de las protestas contra el gobierno, abundan los reportes y denuncias sobre violaciones de los derechos humanos de los manifestantes. Junto con las numerosas denuncias de homicidios, violencia sexual y lesiones oculares, los casos de desaparición se han convertido en una de las violaciones más frecuentes durante las manifestaciones.

Aunque no hay cifras consolidadas, Indepaz logró reunir información sobre 346 personas reportadas como desaparecidas. Esta cifra no tiene antecedentes cercanos en el marco de las protestas y ha ocasionado una demanda colectiva—nacional e internacional— para esclarecer el paradero de estas personas.

Para quienes no han seguido de cerca el asunto, este problema puede parecer algo propio de las protestas actuales. Pero la desaparición es un fenómeno profundamente arraigado y de enormes proporciones en la historia colombiana. Los primeros casos documentados se remontan a la década de 1970 y, a pesar del subregistro, se calcula que hay al menos 120.000 personas desaparecidas.

El fenómeno se ha prolongado incluso después de la firma del acuerdo con las FARC. Entre finales de 2016 y diciembre de 2020, se han documentado 571 desapariciones.

Estamos en mora de prestarle mayor atención a la desaparición, es decir, el desconocimiento sobre el paradero de una persona. Pero debemos prestarle atención, particularmente, a la desaparición forzada, que, en términos generales, significa que se privó de la libertad a una persona —con intervención o aquiescencia de un agente estatal— y luego se niega que esta retención tuvo lugar.

Para atender este problema debemos comenzar por comprender los desafíos en la materia. Colombia tiene un marco jurídico robusto para hacer frente a la desaparición, incluida la desaparición forzada. Pero, como señalo en otro lugar, este marco no ha sido debidamente aplicado. Por eso el desafío principal no consiste en expedir nuevas normas; aquí me referiré a cuatro de estos desafíos.

Consolidación de cifras

En Colombia, existen al menos cuatro bases de datos oficiales con información sobre víctimas de desaparición forzada:

1 - el Registro Nacional de Desaparecidos,
2 - el Registro Único de Víctimas (RUV),
3 - los sistemas de información de la Fiscalía General de la Nación, y
4 - el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Las cifras de estas bases varían considerablemente. Por ejemplo, mientras que en el Registro Nacional de Desaparecidos están documentados 32.201 casos de desaparición forzada, la Fiscalía General tiene un registro de 89.827 casos.

El Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas (CED, por sus siglas en inglés) le ha reiterado al Estado colombiano (en 2016 y en 2021) la necesidad de una cifra depurada y consolidada de personas desaparecidas. El CED considera que esto es esencial para producir “información precisa y confiable que permita adoptar medidas de prevención, investigación y búsqueda más eficaces”.
la desaparición es un fenómeno profundamente arraigado y de enormes proporciones en la historia colombiana. Los primeros casos documentados se remontan a la década de 1970
Tener cifras contradictorias impide, por ejemplo, que se apropien los recursos necesarios para llevar a cabo las acciones de búsqueda o saber el número real de personas que deben ser reparadas.

Ahora, consolidar la información no implica que las cifras sean siempre las mismas en todas las bases de datos. Lo esencial es que la información sea coherente. Debe existir una metodología clara para el cruce, verificación, corrección y actualización de la información entre las distintas bases.

Inoperancia judicial

El segundo desafío es la falta de una debida investigación y judicialización de los responsables de desaparición forzada. Esto es un problema tanto en los casos que conoce la Fiscalía General como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Al respecto, el CED ha manifestado su preocupación por “el gran número de procesos inactivos y el limitado número de condenas, incluso en contra de superiores militares y altos mandos del Ejército, perpetuando así la impunidad”.

En relación con la JEP, varias organizaciones de la sociedad civil y víctimas han solicitado reiteradamente que el tribunal cree un ‘macro caso’ para investigar de manera exclusiva la desaparición forzada. Consideran que ninguno de los siete ‘macro casos’ existentes le presta la suficiente atención a este problema. Recientemente la CED se unió a este pedido y recomendó a la JEP dar prioridad a la apertura de un ‘macro caso’ en la materia.

Desconexión institucional

En tercer lugar, no hay una buena coordinación entre las entidades que actúan frente a la desaparición, particularmente en la búsqueda de personas. En Colombia hay al menos 13 instituciones y autoridades que tienen funciones en esta materia, a veces, con competencias superpuestas o contradictorias. Esto duplica los esfuerzos, y en la práctica implica que los procesos de búsqueda no se lleven a cabo con criterios uniformes y coherentes.

Uno de los aspectos más preocupantes al respecto es que no se reconoce el papel central de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por desaparecidas en el contexto y en razón del conflicto armado (UBPD). La UBPD, cuya creación fue prevista en el Acuerdo de Paz, tiene la función constitucional de diseñar, coordinar y llevar a cabo búsquedas humanitarias de personas desaparecidas y desaparecidas forzadamente durante el conflicto armado hasta el 1 de diciembre de 2016.

El carácter humanitario de la UBPD implica que la búsqueda de personas se hace por fuera del proceso penal, un cambio de paradigma. En efecto, antes de la expedición de esta ley, la búsqueda estaba dentro de un proceso penal, donde el interés principal no es encontrar a la persona sino identificar y castigar a los responsables de los hechos.
Por lo anterior es claro que la UBPD debe tener un papel protagónico en la coordinación interinstitucional y en la consolidación de una estrategia de búsqueda de personas. No obstante, en la práctica no parece que las distintas entidades reconozcan este papel. Esto se hizo evidente en el diálogo que tuvieron distintas autoridades colombianas con el CED, en abril de 2021.
Consolidar la información no implica que las cifras sean siempre las mismas en todas las bases de datos. Lo esencial es que la información sea coherente
La participación de la UBPD fue secundaria en dicho diálogo, cuyo propósito fue examinar el cumplimiento de las obligaciones del Estado colombiano como miembro de la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas. Más aún, con excepción de la intervención realizada por la directora de la UBPD, los representantes de las distintas entidades —incluyendo un magistrado de la JEP— no reconocieron ni hicieron mención del papel central de esta entidad.

Desaparición de menores

En cuarto lugar, no existen medidas suficientes ni diferenciales para hacer frente al problema de la desaparición de niñas y niños. La desaparición de menores de edad es uno de los temas que menos se discuten. Sin considerar el posible subregistro, las cifras oficiales son alarmantes. Según información que la Fiscalía le suministró al CED, hay reportes de más de 10.000 menores de edad desaparecidos.

Adicionalmente, no debe ignorarse la posibilidad de que muchos de estos menores hayan desaparecido como consecuencia de un reclutamiento forzado, un problema que se ha intensificado con la pandemia de la COVID-19. Es urgente adoptar medidas específicas para prevenir nuevas desapariciones y buscar a los menores de edad cuyo paradero se desconoce.

Impunidad e indiferencia

Los anteriores son apenas algunos de los desafíos que existen frente a la desaparición.

Lo que está sucediendo durante el paro nacional podría explicarse, en parte al menos, por la falta de solución oportuna a estos viejos desafíos. Sin lugar a duda, la falta de mecanismos efectivos y la impunidad generalizada crean un ambiente propicio para la repetición de los hechos.

Para finalizar, no puedo dejar de mencionar que la atención que muchas personas le dan, por primera vez, a este problema debería ser usada para rodear a los familiares de las personas desaparecidas y exigir al Estado que les garantice sus derechos. Debemos ser más conscientes de la labor que han llevado a cabo los familiares para encontrar a sus seres queridos y garantizar que los responsables comparezcan ante la justicia. En muchos casos, es una tarea que han realizado durante décadas mientras llevan a cuestas el dolor y angustia que produce la desaparición. La indiferencia también es parte del problema.

ROCÍO QUINTERO MARTÍNEZ

*Abogada de la Universidad del Rosario con especialización en Ciencias Penales y Criminológicas de la Universidad Externado de Colombia, maestría en Análisis y Prevención del Crimen de la Universidad Miguel Hernández de Elche (España) y LLM in Human Rights and Criminal Justice de la Queen’s University Belfast (Reino Unido). Actualmente trabaja en la Comisión Internacional de Juristas

Registro para Recepción de Testimonios

Visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos


La Comisión Interamericana de Derechos Humanos invita a llenar este registro para agendar las citas para la Recepción de Testimonios durante su visita de trabajo a Colombia para observar la situación de los derechos humanos en el marco de las protestas iniciadas el 28 de abril.

* Atención ** De ser confirmada la cita para la recepción de testimonio, usted recibirá un correo con las instrucciones de fecha, horario y lugar.
 La CIDH informa que no estará en posibilidad de recibir ningún tipo de material documental ni de solicitudes en formato físico.

https://airtable.com/shrUXZ8lvxUSGBUkX

Cómo va el Paro...

 El Comité Nacional de Paro informa sobre disminución en cierres viales y mínimos avances  con el gobierno de Duque.



Cuando protestar te cuesta la vida: las cifras de la violencia homicida contra manifestantes a 36 días del Paro Nacional en Colombia

En promedio, el país suramericano registra dos muertes diarias desde que iniciaron las manifestaciones contra el Gobierno de Iván Duque.

Manifestantes que se autodenominan primera línea sostienen escudos caseros en Bogotá. 28 de mayo de 2021 Foto- Fernando Vergara -AP

Al menos 76 personas han fallecido en el contexto de las protestas en Colombia, entre el 28 de abril y el 2 de junio de este año. Esas cifras, que apenas cuentan la historia de las víctimas, se traducen en dos muertes diarias desde que se convocó al Paro Nacional contra el Gobierno de Iván Duque.

actualidad rt
.- De acuerdo a los más recientes datos de la ONG Defender la Libertad, el país suramericano acumula 76 homicidios, de los cuales 34 habrían sido perpetrados por agentes de la fuerza pública. El resto, según el reporte, obedecería a crímenes ejecutados por "civiles" sin identificar.

"Dos (2) de estas personas, eran mujeres. Una (1) era defensora de DDHH. Quince (16) están en proceso de identificación y se está verificando su relación con las protestas", precisa la organización, que no solo ha dejado asentada su preocupación por los niveles de violencia homicida, sino que se ha puesto a disposición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para "informar, visibilizar y analizar los patrones de agresiones" que se ha registrado.

Los datos recabados por las organizaciones sociales son divulgados días antes de que se concrete la visita a Colombia de la CIDH, que prevé enviar una comisión a partir del 8 de junio, para verificar las denuncias de presuntas violaciones de derechos humanos por parte de la fuerza pública contra los manifestantes.

El conteo de esa organización sobre la violencia homicida difiere del que registra la ONG Temblores, que a la fecha da cuenta de 45 asesinatos presuntamente perpetrados por agentes de la fuerza pública. La Fiscalía, entretanto, contabiliza 48 muertes, de las cuales asegura que 20 "no están relacionadas directamente con las protestas".

"Ausencia de claridad"

Además de los muertos, las organizaciones sociales de Colombia denuncian otras violencias. Según Defender la Libertad, en las semanas de manifestaciones se han registrado 998 heridos por la presunta actuación desproporcionada de la fuerza pública, de los cuales 74 han resultado con lesiones oculares y 87 heridos con arma de fuego.

"Del universo de personas víctimas de heridas: 427 son hombres, 84 son mujeres y 470 no se reporta su género; lo cual se explica por la negativa de muchas personas heridas de iniciar la correspondiente denuncia penal o a simplemente compartir sus datos personales, debido al temor de sufrir represalias, como la de verse involucradas en un proceso judicial y ser estigmatizadas por ejercer el derecho a la protesta social", precisa el informe.

Un manifestante choca con la policía antidisturbios
durante una protesta en Facatativá, Colombia, el 31 de mayo de 2021
Raul Arboleda -AFP

Entre los agredidos están 151 defensores de derechos humanos, a pesar de estar plenamente identificados y ejerciendo labores en comisiones de verificación e intervención; 491 mujeres víctimas de violencia policiales –dos de ellas asesinadas presuntamente por la fuerza pública–, y 87 que sufrieron abusos basados en género (acoso sexual, tocamientos indebidos, violaciones sexuales, amenazas y hostigamientos).

La ONG también da cuenta de la detención de 2.395 personas, presuntamente de manera arbitraria; 20 allanamientos; 1.273 denuncias por abusos de poder; y 346 reportes de desaparecidos, aunque la Fiscalía solo tiene un registro de 89 personas que están reportadas en esa condición.


Sobre ese último punto, la organización alega que la disparidad con la Fiscalía "demuestra la ausencia de claridad y coordinación entre las instituciones para desempeñar el urgente rol de documentar, atender y dar seguimiento eficiente y en tiempos oportunos, a los casos de desaparición forzada".

Temblores, por su parte, registra un total de 3.789 casos de violencia policial, que incluyen 1.248 víctimas de violencia física, 1.649 detenciones arbitrarias contra manifestantes, 705 intervenciones en el marco de las protestas, 65 víctimas de agresiones oculares, 180 por armas de fuego, 25 personas agredidas sexualmente y otras seis que padecieron violencia basada en género.

En diálogo con RT, Nelson Alarcón, de la Federación Colombiana de Educadores, consideró que lo que ha hecho el Gobierno ha sido "declararle la guerra" al Paro Nacional, permitiendo el abuso de la fuerza pública y la acción de civiles armados contra las protestas, en paralelo con la "estigmatización" de los manifestantes.

"El Gobierno nacional hoy no quiere negociar, hoy no quiere buscarle salidas a toda esta problemática. Lo único que quiere es estigmatizar, seguir la barbarie, seguir los asesinatos, continuar con las masacres que hoy está realizando a lo largo y ancho del territorio colombiano. No le interesa el diálogo, la concertación", recalcó Alarcón.

¿Violencia sistemática?

Para las organizaciones sociales que han documentado, registrado y denunciado los hechos de violencia contra los manifestantes, hay un patrón innegable de sistematicidad en las agresiones perpetradas por la fuerza pública. Un hecho que, aunado a la participación de "civiles" armados junto a la policía, representa un peligro para quienes quieren ejercer su derecho a la protesta en Colombia.

"Ante el aumento y la sistematicidad de la violencia policial, exigimos que el gobierno se pronuncie de manera contundente frente a los casos de abuso por parte de la Fuerza Pública. También, esperamos un pronunciamiento rechazando el hecho de que haya civiles con armas de fuego disparando a quienes se manifiestan", escribió la plataforma Temblores.

Sin embargo, Duque niega que la actuación desproporcionada de los agentes policiales y militares contra manifestantes sea sistemática. A principios de esta semana, el mandatario aseguró que los excesos son "una minoría de hechos".

"Cuando me preguntan por la brutalidad policial, siempre digo que no generalicemos ni estigmaticemos, hagamos la decantación. En Colombia, se abren 30 millones de procedimientos policiales al año. ¿Se pueden presentar situaciones de abuso? Claro que sí, ¿pero es algo sistemático? No, porque es una minoría de hechos", declaró Duque en entrevista con el diario El País, tras aseverar que las denuncias "se han investigado y sancionado".

"La policía de Colombia hace depuraciones constantes de miembros que no están cumpliendo con la ley. El honor policial es muy grande, la institución tiene más de 128 años. Mi línea siempre ha sido todo el respaldo, pero toda la exigencia", comentó a ese mismo medio. Y aseguró que no quedará ni un solo caso "sin investigar" porque su país "tiene instituciones independientes".
Nazareth Balbás

"No les bastó con asesinarlo, lo destruyeron y lo quemaron":

Conmoción en Colombia por el hallazgo del cadáver calcinado de un adolescente en Cali
La versión de la familia del joven de 16 años señala a la Policía de Cali como responsable de la muerte. El organismo ha negado su participación en el hecho.

Manifestantes se resguardan de los disparos
durante enfrentamientos con la policía en Cali,
Colombia, el 28 de mayo de 2021
Luis Robayo / AFP
actualidad rt.- Dos versiones se confrontan nuevamente en Colombia tras el brutal asesinato de un menor de edad durante la violenta jornada de protestas del pasado viernes en Cali, que dejó 13 fallecidos y decenas de heridos en la capital del Valle del Cauca, cuando se cumplió un mes de las movilizaciones en el país.

El cuerpo calcinado de Daniel Stiven Sánchez, de 16 años, fue hallado en una tienda de Dollar City, en el municipio caleño de Siloé, la madrugada del 29 de mayo. El homicidio, que sus familiares atribuyen a la Policía, según los testimonios que han recabado, ocurrió el día que ha sido catalogado por el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, como "doloroso", "fatídico" y que "ha significado muerte".

La Policía Metropolitana de Cali salió al paso a la versión de los parientes de Sánchez, negó que sus efectivos tuvieran responsabilidad en la muerte del adolescente y se refirió a la quema del negocio, donde fue hallado Sánchez, por parte de "delincuentes". Tanto las autoridades como los familiares esperan el dictamen de Medicina Legal.

Esta no es la primera vez, desde que comenzaron las manifestaciones antigubernamentales, que se denuncia la presunta participación de los cuerpos de seguridad en violaciones de los derechos humanos contra manifestantes o personas ajenas a los actos de calle. Las autoridades han negado su responsabilidad y han atribuido los actos de violencia a agentes externos a la protesta.
¿Qué pasó?

En un documental de poco más de nueve minutos, el productor audiovisual colombiano Alejandro Palencia recogió la reconstrucción de los hechos sobre la muerte de Daniel Stiven, de las voces de la madre y sus dos hermanas. Las tres mujeres, en medio de la conmoción por este homicidio, piden que se haga justicia.

La primera en hablar es María Paula Sánchez, una de sus hermanas. Ella cuenta que el joven regresaba del trabajo en compañía de otras personas cuando se topó con una tanqueta de la Policía Metropolitana de Cali. Al verla, quedó paralizado por el miedo y solo alcanzó a levantar las manos para decir que no tenía que ver con la protesta.

A partir de ese momento, según le relataron testigos a la familia, hubo varias agresiones contra el joven, presuntamente cometidas por los policías que lo habrían golpeado, disparado varias veces y que supuestamente se lo llevaron arrastras mientras pedía ayuda.


"Él decía que era menor de edad y los testigos gritaban: 'cogieron a un niño, lo llevan hacia el Dollar City, lo están golpeando, no nos lo quieren entregar'", refiere.

Los golpes no cesaron, según su hermana. Incluso un paramédico que iba a auxiliar al menor de edad habría sido repelido a tiros por los uniformados.

"Él pide que lo ayuden, que no lo dejen morir. En ese momento lo montan en la tanqueta y se lo llevan. Esta es la parte que no entendemos: ¿Por qué terminó quemado en el Dollar City?", se pregunta la pariente.

A pesar de estas afirmaciones, el recién nombrado comandante de la Policía Metropolitana de Cali, Juan Carlos León Montes, negó en un video institucional que la tanqueta hubiera sido movilizada esa noche.
Los hallazgos

"Mi hermano tiene impactos de bala en su cuerpo y aún no tenemos el dictamen, pero el forense nos dijo que tiene índices de tortura", dice María Paula. La Policía niega esta versión.

Su otra hermana, Yurany Sánchez, manifiesta sentirse "destrozada" porque "lo mataron con sevicia". "No les bastó con asesinarlo sino que lo destruyeron, lo quemaron". Ambas afirman que el joven fue asesinado antes de que su cuerpo fuera alcanzado por las llamas en el incendio dentro del almacén. Las autoridades tampoco coinciden con esta versión.

"Lo quieren inculpar, dicen que estaba vandalizando el Dollar City, que lo estaba incendiando y robando, hay testigos directos que afirman que venía de trabajar", agrega Yurany.

María Sánchez, su madre, cuenta que le tenía prohibido ir a las manifestaciones ante el temor de que le ocurriera algo. "Los de la primera línea [vanguardia en las movilizaciones] le confirmaron a mi hija que jamás lo habían visto allá", dice.

Para Yurany, que desmiente la versión policial sobre la participación del menor en actos de vandalismo, "el objetivo de incriminar a los jóvenes es quitarle valor a la verdad".
¿Qué dice la Policía?

En una serie de trinos, la Policía Metropolitana afirma que la noche del 28 de mayo hubo "actos vandálicos" contra la estación policial El Lido, y que a las afueras se encontraban miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y una tanqueta.

En sus tuits, el organismo niega que el adolescente hubiera sido ingresado al vehículo, "teniendo en cuenta que el rodante no fue movilizado", y asegura que la comisaría no prestaba atención al público debido a que un local cercano fue saqueado e incendiado.

Según la versión oficial, los Bomberos encontraron el cadáver, que fue llevado al Hospital de Siloé, donde la Policía Judicial realizó la "inspección técnica" que mostró que "no presentaba heridas por armas de fuego, ni heridas por arma blanca".

Aunque se espera el dictamen de Medicina Legal, la Policía dijo que tras "las investigaciones adelantadas se puede determinar que los hechos se habrían registrado en el interior de un establecimiento comercial", tras una "conflagración" causada por "delincuentes" que habrían saqueado y prendido fuego al lugar.

El Ministerio Público designó a un fiscal, según adelantó el organismo policial.
Amenazas

El impacto de esta nueva muerte en Colombia, donde ya han ocurrido 71 homicidios presuntamente cometidos por la Fuerza Pública en el marco de las protestas, según el registro de Indepaz, se ha volcado a las redes.


Varios usuarios de la red social Twitter han alertado que los familiares de Daniel Stiven estarían recibiendo amenazas tras hacer la denuncia contra la Policía de Cali.

Nathali Gómez

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