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Daniel López*** |
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Yann Basset** |
Es el
hogar histórico de la derecha pero no logra escoger candidato. Es un
partido gobiernista que sin embargo puede quedarse sin cuota. Es la
tercera bancada en el Congreso pero puede retroceder en estas elecciones. Es un
partido-paradoja.*
Vocación
de poder
Creado por
Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro en 1849, el Partido
Conservador (PC) ha sido una de las dos grandes organizaciones políticas en la
historia de Colombia. A lo largo de esta trayectoria más que centenaria, el
partido ha elegido a más de veinte presidentes, el último de los cuales fue
Andrés Pastrana (1998- 2002).
Sin embargo, a
partir de ese año el PC parece haber perdido la voluntad o el camino que lo
conducía a la Casa de Nariño, y en su lugar adoptó la estrategia de arrimarse
al candidato ganador, como hizo con Álvaro Uribe y con Juan Manuel Santos.
El
partido parece haber perdido el camino que lo conducía a la Casa de Nariño, lo
cual lo llevó a adoptar la tendencia de arrimarse al candidato ganador.
En 2010 el
partido intentó lanzar candidato propio, organizando una consulta entre Noemí
Sanín, Andrés Felipe Arias y Martha Lucía Ramírez. Sanín resultó ganadora pero
en la primera vuelta de las presidenciales obtuvo apenas el 6,13 por ciento de
los votos.
Unidos y
divididos
Ahora, con las
elecciones cada vez más cerca, los azules se encuentran en una situación
paradójica:
-Por un lado,
fueron los principales beneficiarios de la reforma política de 2003. La
reforma favoreció a los partidos grandes, de manera que volvieron
al redil las pequeñas disidencias conservadoras que habían florecido durante la
década de 1990.
Aunque la
creación del Centro Democrático (CD) en 2014 significó que por primera vez se
presentara una competencia organizada dentro de la derecha, el PC se mantuvo
como el tercer partido más votado tanto a la Cámara como al Senado. Es más: se
ha mantenido por encima de su rival histórico, el Partido Liberal, que por su
parte nunca logró la reunificación.
-Pero por otro
lado, los conservadores tienen problemas muy serios de coordinación. Aunque
históricamente han tendido a cubrir un espectro ideológico más específico que
sus adversarios liberales, sus votaciones en el Congreso no muestran una cohesión mucho
mayor que la de los liberales o los del partido de la U. Esta dificultad para
actuar en formar colectiva se expresa y se confirma hoy en la incapacidad de
postular un candidato del partido a las presidenciales del mes de mayo.
La bancada
conservadora parece complacerse en esta situación que le trae muchos
beneficios. La fuerza de su bancada y su poca cohesión hacen del PC un aliado
indispensable para el gobierno, y al mismo tiempo, un socio turbulento al que
hay que cuidar y consentir con cargos y otras retribuciones.
No obstante,
esto ha venido aumentando la distancia de los jefes con las bases del partido
bajo el gobierno de Santos. Muchos electores conservadores prefirieron mirar
por el lado de la oposición uribista.
Por otra
parte Martha Lucía Ramírez, desde su
candidatura presidencial de 2010 y con el apoyo del expresidente Pastrana,
emprendió la tarea de seducir al pueblo conservador para llevarlo por fuera de
las estructuras tradicionales del partido, proponiendo un perfil político más
definido.
Ante el abanico
de candidatos que se han presentado para las presidenciales de este año, y
mientras el partido aún no ha decidido a quién le dará su apoyo, Ramírez trata
de llevar las bases azules a la consulta de la derecha con el candidato de
Centro Democrático, lo mismo que hace Ordóñez con un perfil más radical.