ONU Derechos Humanos llama al Estado colombiano y al ELN a cumplir con sus obligaciones sobre derechos humanos y DIH

La Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el marco de su mandato, recuerda al Estado y al ELN que sus obligaciones en materia de derechos humanos y derecho internacional humanitario, DIH, continúan vigentes y que la finalización del cese al fuego y de hostilidades no debe significar, en ningún caso, vulneraciones a los derechos de la población civil.


La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos también insta al Estado y al ELN a llevar a cabo acciones medibles y concretas para mejorar la situación de los derechos humanos de las personas en Colombia, que se encuentran en zonas afectadas por el conflicto armado, dichas acciones en materia de derechos humanos serán las que permitan alcanzar una paz sostenible en el país. La Oficina espera que, lo antes posible, las partes puedan continuar construyendo ese camino hacia la paz, basado en el genuino respeto por los derechos humanos.    

Por su parte, las normas humanitarias procuran el respeto por los derechos inderogables de la población no combatiente, establecen pautas sobre la conducción de hostilidades y limitan la elección de los medios y métodos de combate. Dichas normas encarnan consideraciones elementales de humanidad y por consiguiente son imperativas en todo tiempo y lugar, para todas las partes del conflicto armado.

La Oficina subraya la importancia del llamado del Secretario General de la ONU, António Guterres, quien durante su reciente visita al país, exhortó “al cese de las acciones armadas y al reinicio de un diálogo serio y constructivo”. En el mismo sentido, el Secretario General, llamó al Gobierno de Colombia y al Ejército de Liberación Nacional (ELN) a que “reanuden los esfuerzos para acordar una renovación y fortalecimiento del cese del fuego evitando así el retorno al conflicto y protegiendo los logros humanitarios alcanzados en los últimos tres meses”.

Ciro & Yo - Caño Cristales, un paraíso que renace tras la violencia


 Lbv.- Caño Cristales es un paraíso que se dispone a abrir sus puertas para que el mundo conozca la belleza de sus paisajes y asimismo aprenda lo importante de cuidar los recursos naturales.




Caño Cristales, un paraíso que renace tras la violencia


Caño Cristales, el mítico río de plantas acuáticas de colores en el que Ciro y Miguel se encontraron por primera vez, es un lugar que por varias décadas se vio opacado por la constante violencia que se vivía en la región, pero hoy en día se ha convertido en la esperanza y el futuro de un país que busca el perdón y la reconciliación. La historia de Ciro y yo llegará a las salas de cine el próximo 25 de enero.



La Macarena situada en el departamento del Meta, tiene en total una población de 33.812 personas. El 86,63% de la población municipal habita en la zona rural y el 13,37% en la zona más desarrolladas o urbanas. Un municipio con una gran riqueza natural, entre la que se destaca Caño cristales, considerado como el río más bonito del mundo, gracias a que en el fondo se reproducen algas acuáticas de diversos colores. Este río no alcanza los 100 km de longitud y no sobrepasa los 20 m de ancho. Es una sucesión de rápidos, cascadas, correones y pocetas cuyas aguas se desprenden de la meseta sur de la serranía de La Macarena, donde se ubica su nacimiento, a espaldas de los más antiguos tepuyes de la Sierra en una zona escarpada en la que se encuentran numerosas pinturas rupestres aún inexploradas.

Durante muchos años esta región fue contralada por la guerrilla de las Farc, por lo que fue decretada como zona roja a causa de los constantes enfrentamientos militares que se presentaban entre el Ejército Nacional y las Farc. Además entre 1999 y 2002, La Macarena hizo parte de los 5 municipios que componían la zona de despeje, un área que fue desmilitarizada como parte del proceso de negociaciones que se llevaba a cabo entre el Gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla de las Farc, lideradas en ese entonces por Manuel Marulanda Vélez. Durante el tiempo en el que la zona estuvo controlada por el grupo guerrillero, se incrementó el reclutamiento de menores de edad y los ataques a la población civil. Por esta razón, el 20 de febrero del 2002 el presidente Pastrana ordenó a las fuerzas militares retomar el territorio.



Sin embargo, este área que durante mucho tiempo estuvo en manos de la guerrilla, actualmente es un territorio en el que se siembra la ilusión de tener un mejor país, en el que la violencia, el dolor y el miedo desaparecen para darle paso a la paz. Caño Cristales es un paraíso que se dispone a abrir sus puertas para que el mundo conozca la belleza de sus paisajes y asimismo aprenda lo importante de cuidar los recursos naturales.

La Macarena siempre ha sido y será el hogar de Ciro Galindo, pues es la región en que vio crecer sus hijos y en la que formó a su familia, por lo tanto, los buenos recuerdos prevalecen. También fue el lugar en que Ciro y Miguel sellaron una amistad que 20 años después permanece intacta.
“En Diciembre de 1996, durante un viaje que hice a tomar fotos a Caño Cristales en la Serranía de La Macarena, mi guía de 14 años, John Galindo, se ahogó frente a mí. En la noche, sin saber cómo decirlo, le conté a su padre, Ciro, que su hijo se había ahogado. Todo lo que pasó ese día, el destino refrendó con una amistad que hoy continúa. La tragedia nos unió de por vida". Asegura Salazar.


Beca Gabo de periodismo cultural 2018

La FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, el Ministerio de Cultura de Colombia y Cartago Foundation conovocan a la 'Beca Gabo de periodismo cultural' que se realizará en Cartagena, Colombia, del miércoles 28 de febrero al martes 6 de marzo de 2018.

 *Foto: Stephen Ferry/FNPI.

» Descripción

 “El cine es un arte pero también es una industria que si no es masiva, no es rentable”. Con estas palabras, pronunciadas en una entrevista para El Tiempo en 1991, Gabriel García Márquez demostraba que su interés por el mundo del cine iba mucho más allá de las historias contadas para la gran pantalla. Su trabajo como promotor de una industria dinámica fue evidente a través de los diversos oficios que ejerció -crítico, reportero, guionista, montador, actor y director- y las iniciativas para la promoción del séptimo arte que impulsó en América Latina.

La Beca Gabo 2018 reunirá en torno a este tema a 15 reporteros de todo el mundo durante el 58 Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias -FICCI- con el objetivo de profundizar en la carpintería de los géneros con los que se construye cotidianamente el periodismo cultural, principalmente el reportaje y el comentario de opinión.

Esta será una oportunidad para reflexionar sobre una industria cultural inmersa en cambios significativos relacionados con la distribución de los productos audiovisuales tras la irrupción en el mercado de plataformas como Netflix, que han cambiado las lógicas de consumo tradicionales.  También será el espacio para analizar los nuevos marcos legales de los estados para favorecer o perjudicar mediante el aumento de impuestos a los productos de entretenimiento.

La sexta edición de la Beca Gabo es posible gracias al apoyo del FICCI y del Centro de Formación de la Cooperación Española en Cartagena de Indias.

Gabo y el cine

La relación de Gabo con el cine va mucho más allá de la adaptación de sus novelas a la gran pantalla. Uno de sus primeros acercamientos, más allá de espectador, fue como crítico desde una columna en El Espectador llamada “El cine en Bogotá. Los estrenos de la semana”, en la que intentaba “promover las películas de calidad y ayudar a los exhibidores que querían pero no lograban financiarlas”, misión que él mismo explicó.

Con 28 años, siendo reportero de El Espectador, viajó a Roma, cuando aprovechó para estudiar dirección de cine en el Centro Experimental Cinematográfico. Desde allí publicó artículos de gran resonancia como La Guerra de las medidas, una serie de tres textos sobre la rivalidad entre Sofía Loren y Gina Lollobrígida.

Años más tarde ejerció también como maestro de cine, impartiendo talleres de guión y creando la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, Cuba, con el objetivo de contribuir al desarrollo e integración del cine latinoamericano y lograr un universo audiovisual común, además de aportar al rescate y fortalecimiento de la identidad cultural de América Latina y el Caribe.

Esto muestra un Gabo que, además de periodista que cubría los temas relacionados con el cine, ejerció como guionista, director y montador. En definitiva un conocedor de los entresijos del cine no solo como un arte para el entretenimiento, sino como un oficio y una industria cultural.

» Maestros directores

 Héctor Feliciano (Puerto Rico)
Escribe actualmente para el diario El País de España. Ha sido corresponsal cultural en Europa para los diarios norteamericanos The Washington Post y The Los Angeles Times. Ha publicado, además, en Le Monde, Clarín, Etiqueta Negra, El Malpensante y Letras Libres. En París, Francia, ejerció como redactor en jefe de World Media Network, una agrupación de diarios europeos. Igualmente, trabajó como director artístico en la Oficina de Asuntos Culturales de la Alcaldía de París.

Su libro El museo desaparecido –la conspiración nazi para robar las obras maestras del arte mundial es muestra de un extenso trabajo de investigación periodística por el cual la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York le otorgó la prestigiosa beca del National Arts Journalism Fellowship Program (NAJP). Ha sido miembro, además, del grupo de trabajo para el nuevo programa de estudios de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. Feliciano posee un grado universitario en Historia e Historia del Arte de la Universidad de Brandeis, una maestría de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y un diploma a nivel doctoral en Literatura Comparada de la Universidad de París.

Jonathan Levi (Estados Unidos)
Después de haberse graduado en la Universidad de Yale, Jonathan Levi recibió la Mellon Fellowship para estudiar en la Universidad de Cambridge, donde en 1979 fue cofundador y posteriormente editor en Estados Unidos de la revista literaria Granta, que según The Daily Telegraph fue “la revista más impresionante de su tiempo”.
Al dejar Granta, Levi ha dividido su tiempo entre la escritura y la producción. Es el autor de dos novelas, A Guide for the Perplexed, y la más reciente, Septimania.

Los cuentos y artículos de Jonathan Levi han sido publicados en medios como Granta, Condé Nast Traveler, GQ, Terra Nova, The Nation y The New York Times. Desde 1997, Levi ha sido colaborador asiduo de The Los Angeles Times Book Review.

Actualmente Levi vive entre Nueva York y Roma, donde escribe sobre artes y viajes para The International New York Times y Condé Nast Traveler. Además, dirige talleres para las organizaciónes Under The Volcano en Tepoztlán, México, e In Vino Veritas en Italia.

» Maestros invitados

 Stephanie Zacharek (Estados Unidos)
Es crítica de cine de la revista Time. Anteriormente fue crítica para Village Voice y Salon.com. Ha ejercido el periodismo cultural en medios como The New York Times, New York Magazine, the Los Angeles Times, Rolling Stone y Sight and Sound.

Es miembro del New York Film Critics Circle y la National Society of Film Critics. En 2015 fue finalista del Premio Pulitzer, en la categoría crítica. El jurado resaltó que sus textos combinan el placer de la exuberancia intelectual, la perspectiva de la experiencia y el poder transportador de la buena escritura.

2.957 CANDIDATOS INSCRITOS PARA PARTICIPAR EN LAS ELECCIONES DE CONGRESO DE LA REPÚBLICA - 2018

El 18 de diciembre vence el plazo para la modificación de los candidatos inscritos por renuncia o no aceptación.

 1.114 candidatos se inscribieron al Senado de la República y 1.843 candidatos se inscribieron para aspirar a la Cámara de Representantes.
 Frente a las elecciones de Congreso del 2014, hubo un aumento del 25.93% en los candidatos inscritos (2.348).
 Este consolidado corresponde únicamente a las inscripciones realizadas en territorio colombiano. No incluye las inscripciones llevadas a cabo en el exterior.

 Dos mil novecientos cincuenta y un (2.957) candidatos se inscribieron para participar en las elecciones de Congreso de la República 2018, durante el periodo de inscripción que se desarrolló entre 11 de noviembre y el 11 de diciembre de 2017.

Cinco años al frente de la ONU- Reconocer violaciones, una oportunidad para cambiar (I)

Reconocer violaciones, una oportunidad para cambiar (I)

Reflexiones sobre la justicia transicional como una herramienta para la protección de los derechos humanos. Esta es la primera entrega de tres artículos escritos por Todd Howland, alto comisionado de la ONU, quien se despide del cargo en Colombia.


Todd Howland.- Los fines son meritorios, pero muchas cosas tienen que cambiar para conseguir que la implementación de los distintos mecanismos del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SVJRNR) logre mejoras significativas en materia de derechos humanos. Los cambios no se producirán por arte de magia, ni serán el resultado necesario de los mecanismos especiales de justicia transicional. Su concreción requiere liderazgo, voluntad política y acción de todo el aparato estatal. Sin menospreciar el logro del Acuerdo Final, lo que viene será mucho más difícil y tendrá más oposición.

La perpetración de atrocidades ha signado la vida institucional y social del país. En las dos décadas pasadas se han documentado miles de violaciones a los derechos humanos e infracciones graves al derecho internacional humanitario. Estos hechos atroces son objeto de distintos tipos y grados de negacionismo, incluyendo su negación literal, es decir, la manifestación abierta de que lo que se denuncia no pasó; interpretaciones manipuladas sobre lo acontecido, por ejemplo, la ejecución premeditada y dirigida de un combatiente que es presentada como su muerte resultado de un intento de fuga; desconocimiento de las víctimas de las violaciones, y minimización de los daños y efectos causados por la violencia, por ejemplo, sí son desplazados, pero por voluntad propia. Cada parte del conflicto, y ahora del proceso de paz, tiene su particular aproximación al proceso de negación.

En la medida en que algunas de las violaciones se han cometido bajo el manto de la ley o están cobijadas por la impunidad, la confianza en el poder público está en jaque, como lo está, también, la legitimidad del poder estatal.

La superación de la negación y de la impunidad de las violaciones no será un proceso rápido ni sencillo. Como muchas otras iniciativas en Colombia, la ambición normativa del SIVJRNR rebasa su capacidad funcional. No es cuestión de buenas intenciones, sino de idoneidad funcional para encarar los problemas. La sofisticación normativa del Sistema es significativa, pero no es garantía de los cambios anunciados. Los obstáculos ya son evidentes.

Uno de los primeros retos es la recuperación del sentido estratégico de los mecanismos del Sistema. La actual discusión técnica sobre los distintos mecanismos desplazó la conducción estratégica sobre lo que se pretende lograr con su puesta en marcha. La discusión se ha centrado en cómo usar la caja de herramientas, es decir, la Comisión de la Verdad, la Jurisdicción Especial para la Paz y demás mecanismos, sin tener claro cuáles son los problemas que requieren atención. Este enfoque confunde los medios con los fines. La aproximación ritualista y formal a los mecanismos está obviando una discusión sensible a los diversos contextos regionales y a las necesidades concretas de víctimas y comunidades. La puesta en marcha de los mecanismos del SIVJRNR debe satisfacer los derechos de las víctimas en los territorios y producir la no repetición de violaciones, no unos estándares de funcionamiento mecánico de modelos eruditos.

Otro reto central en el proceso de implementación del Sistema es abandonar la falsa creencia de que éste se desarrolla en un ambiente estéril, desprovisto de antecedentes y libre de influencias externas. Como cualquier esquema de organización estatal, los mecanismos del SIVJRNR están insertos en el marco institucional colombiano. Esto implica que arrastran con lo bueno, lo malo y lo feo de las instituciones existentes.

Aunque se predique su singularidad y estado virtuoso, todos los mecanismos se insertarán en un contexto, lleno de prácticas y reglas preexistentes, que pesa mucho más que el acto inaugural de los nuevos mecanismos. Por ejemplo, el hoy desdeñado proceso de Justicia y Paz condicionará muchos aspectos de los nuevos mecanismos. En vez de concentrarse tanto en diferenciarlo del nuevo sistema, deberían contemplar los efectos de la transmisión de prácticas que inevitablemente tendrá lugar. Asimismo, los mecanismos del Sistema estarán igualmente expuestos a los males que carcomen a la administración pública en Colombia, incluyendo al sector de la justicia. Tomar conciencia de este hecho no descalifica los esfuerzos por garantizar la efectividad y la transparencia de los nuevos mecanismos; por el contrario, conduce a robustecerlos.
La negación de las atrocidades es un proceso activo en Colombia.

Tanto las partes que negociaron el Acuerdo, como otros actores y sectores, tienen intereses en la contención y el control de los mecanismos del SIVJRNR para evadir o disminuir el ámbito de su responsabilidad individual y colectiva. Las partes pactaron el intrincado sistema considerando, cada una por separado y en antagonismo abierto, su posición frente a los actos perpetrados y las consecuencias de estos. Aunque resulte obvio, su cálculo es un ejercicio retrospectivo con valor prospectivo: las dos partes valoraron lo que pierden y ganan con asumir (ciertas) responsabilidades por (algunos) hechos del pasado.

La negación literal y absoluta no era viable, en parte, por la valiente labor de documentación y denuncia que el movimiento de derechos humanos ha realizado durante décadas en Colombia. Ese trabajo, junto con el de otros grupos y sectores, como los periodistas e investigadores académicos, ha reducido el margen de mentira que la sociedad está dispuesta a tolerar. Aun así, la negación es un proceso vigente que apunta, entre otros objetivos, a controlar el número y el tipo de conductas que serán objeto de reconocimiento, limitar la profundidad del conocimiento que se alcance en relación con las violaciones y minimizar las implicaciones de las atrocidades.

El Acuerdo Final también asigna a los mecanismos del Sistema Integral funciones de esclarecimiento y rendición de cuentas en relación con actores, agentes, representantes y grupos de interés que no participaron, al menos visiblemente, en la negociación. Muchos, de hecho, la gran mayoría, de estos actores se oponen activamente, por medios legales e ilegales, al proceso de reconocimiento y rendición de cuentas que se pretende poner en marcha. Si bien estos actores han sido incluidos en el arreglo, no hicieron parte de sus términos y resistirán, incluso violentamente, su operación y sus consecuencias.

Con el paso del tiempo, desde el anuncio del Acuerdo se han solidificado pactos de silencio y se han dispuesto acciones orientadas a asegurar el hermetismo y el secretismo en torno a la atrocidad. Asimismo hay campañas de desinformación y de intimidación en marcha, con el fin de reducir la efectividad de cualquier intento que busque esclarecer lazos hasta ahora invisibles con la perpetración de las violaciones.

La Corporación Educativa Minuto de Dios y el Ministerio de Ambiente firmaron convenio que impulsará el desarrollo educativo ambiental de 23 colegios del País

El acuerdo interinstitucional se selló con la firma del Padre Diego Jaramillo Cuartas, presidente de la Organización Minuto de Dios, Salvador Cabrera, director ejecutivo de la Corporación Educativa Minuto de Dios, y el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis Gilberto Murillo Urrutia, y busca impulsar el desarrollo educativo ambiental de los 23 colegios que hacen parte de la Corporación educativa Minuto de Dios y que están ubicadas en Bogotá y en los departamentos de: Cesar, Atlántico, Guaviare, Santander, Nariño, Amazonas, Cundinamarca y Bolívar.


El acuerdo permitirá fortalecer acciones conjuntas en Educación Ambiental, construir mecanismos de apoyo y acompañamiento, así como cualificar las acciones que se vienen desarrollando en esas instituciones educativas en pro de la formación de ciudadanos con una ética ambientalista coherente. Se espera que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes mediante este proceso, reflexionen críticamente sobre las realidades de su contexto y se hagan más responsables con el patrimonio natural de nuestro país.

Para el Ministerio de Ambiente esta alianza es muy importante para avanzar en educación ambiental, no sólo con la comunidad educativa del Minuto de Dios, sino es el primer paso para adelantar en este tema en toda Colombia. “Podemos elaborar en muchas normas y políticas, pero eso no va a servir de nada sino sembramos la semilla en nuestros niños y jóvenes, para se tome en serio la responsabilidad ambiental, de la cual incluso nos habló el Papa Francisco en su visita”, afirmó el Ministro de Ambiente.


 “Esta alianza es la materialización de lo que hemos venido trabajando en educación ambiental con nuestros 26.000 niños a nivel nacional, con quienes trabajamos en 34 instituciones a todo lo ancho y largo del país. Colombia es nuestra casa, es un paraíso y cuidarla es una gran responsabilidad que tiene su raíz en la educación y en la ética ambiental, y que no se quede solo en los colegios sino que se extienda a las familias”, aseguró el director ejecutivo de la Corporación Educativa Minuto de Dios.

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Asamblea de 3.000 jóvenes y Gobierno del Cambio, firman acuerdo.

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