unperiodico.unal.edu.co.- Ante la aparición de variantes del virus causante del COVID-19 han surgido dudas sobre la eventual modificación de las vacunas existentes. Aquí te explicamos cómo se hace, cuánto tiempo tomaría y cómo se ha hecho con otras vacunas existentes.
Una variante es un derivado o microorganismo modificado genéticamente de manera natural como respuesta a una presión biológica, microbiológica o, en este caso, inmunológica.
“Las vacunas se modifican según la plataforma en la que se desarrollaron, por ejemplo, si es de RNA mensajero –el cual codifica parte del virus y son formuladas y luego administradas en una persona– se basa en el uso de adenovirus, que son virus circulantes”, señala el doctor en Ciencias Químicas José Manuel Lozano, profesor del Departamento de Farmacia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
Agrega que, según la plataforma, la vacuna se puede modificar. En ese sentido, Sinovac no se podría modificar, pues sería necesaria una nueva formulación. Si son vacunas como Pfizer, Biontech y Moderna, se deben rediseñar según de la variante que se presente, igual que las de adenovirus.
Sin embargo, si se usa la plataforma de las vacunas sintéticas, el tiempo se reduce notablemente pues se pueden diseñar en muy corto tiempo –días, horas o muy pocas semanas– y producirse en laboratorios en condiciones controladas para lograr un producto rápidamente.
Pese a que se creía que su mutación sería lenta, el SARS-CoV-2 ha mostrado que se da rápidamente y de forma natural. Para el docente, “seguramente en los próximos años la OMS promoverá –como ocurre con la influenza– una vacuna estacional, es decir que cada año cuando se renueven las variantes genéticas de cada virus se deban desarrollar las nuevas modalidades de cada una de estas vacunas”.
Señala además que “existen antecedentes fuertes con el SARS-CoV (2003) y el Mers (2012), por lo tanto, la ciencia se preparó para desarrollar vacunas. No es tan cierto que este tipo de vacunas tengan solo un año, sino que tienen al menos 15 años de estudios previos. Solo la tecnología de RNA mensajero es reciente”.
El mejor ejemplo previo de modificación de una vacuna es el de la influenza, la cual se va modificando cada año. A medida que el virus va mutando, se toma información de las variantes genéticas para mejorar la vacuna. “Es un ejemplo que lleva coexistiendo con nosotros durante los últimos años”, concluye el profesor Lozano.