Desde el año 2013, la Oficina en Colombia del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha acompañado a
las familias de los jóvenes Kemel Arteaga Cuartas y Andrés Garzón Lozano,
quienes habrían sido víctimas de ejecución, en la modalidad
llamada en Colombia “falso positivo”.
Según la información recibida por la Oficina, los jóvenes
Kemel y Andrés, el 28 de marzo de 2007, en horas de la madrugada, en el
municipio de El Yopal, Casanare, fueron
retenidos ilegalmente por tropas pertenecientes al Batallón de Infantería
“Ramón Nonato Pérez, adscrito a la Décima Sexta Brigada del Ejército Nacional,
de ese departamento. Un par de horas más tarde, en el municipio de Maní, los
jóvenes fueron presentados como miembros de bandas criminales y extorsionistas
muertos en combate por la mencionada tropa. Al momento de su muerte los cuerpos
de Kemel y Andrés fueron enterrados como personas no identificadas, NN, en el
cementerio de Maní.
Kemel Arteaga era un artesano y Andrés Garzón, a quien
llamaban el punk, se dedicaba a labores de mecánica en el municipio de El
Yopal. A los dos los unía la amistad y el gusto por la música.
La lucha de los familiares por hallar la verdad y reclamar
su derecho inalienable a saber el paradero de sus seres queridos y las
motivaciones de su muerte, duró más de 7 años. En diciembre de 2014,
finalmente, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, con el
acompañamiento de la Fiscalía General de la Nación, constató que las dos
personas en condiciones de no identificados (NN) presentados por las tropas del
Ejército Nacional como delincuentes abatidos en combate correspondían a los dos
jóvenes trabajadores retenidos ilegalmente en el municipio de El Yopal.