Los protagonistas iniciaron la huelga después de agotar los conductos regulares. Entre sus peticiones estaban la respuesta a 21 cuestionamientos y un pliego de peticiones cuyo primer punto exigía la renuncia del rector. Pero éste no solo se manifestó reacio a dejar su cargo y no resolvió las inquietudes propuestas, sino que también el Consejo Superior guardó silencio. Esto desencadenó la prolongación de la huelga de hambre hasta nueve días, al cabo de los cuales, y gracias a la mediación de una comisión de personalidades de la región y la presencia del ministerio de Trabajo, se firmó el acuerdo del cese a la huelga con la renuncia del rector para el 31 de julio y la aceptación por escrito de varios puntos del pliego.
José Javier Cepera, del portal Rebelión, resumió así la lucha:
En últimas, la sed de justicia en la Universidad es una necesidad, y se trata de intentar abrir nuevos espacios, realizar acciones colectivas en defensa de lo público pero exigiendo transformación estructurales – no solo consiste en buscar la captación de recursos económicos sino en repensar la Universidad, sus bases, directivas, acuerdos, normatividad, razones, sentimientos y proyectos que no sigan encaminadas al servicio del mercado, los grupos políticos y el servilismo politiquero sino para la soberanía de los pueblos excluidos de estos tiempos
El
grupo de huelguistas escribió
en el portal El Salmón que
no solo se hizo ese acto en pro de la Universidad del Tolima sino que
además fue “como defensa de la Universidad Pública, hoy amenazada
por las políticas privatizadoras del Ministerio de Educación
Nacional”. Asimismo, se refirieron respecto al compromiso que ellos
esperan de parte de la comunidad para seguir de cerca este proceso:
"Debemos informar a la comunidad universitaria y a la comunidad en general, que este movimiento no se reduce únicamente a la renuncia de un rector, es un ejercicio de transformación radical de la Universidad del Tolima, en el marco de la AUTONOMÍA, la AUTORREGULACIÓN Y la CALIDAD ACADEMICA; por eso convocamos a toda la comunidad a construir un gran pacto social que permita, desde el debate, la configuración de una universidad moderna, al servicio de la región y no de los intereses politiqueros de turno. Rechazamos cualquier intento de violación de la AUTONOMÍA UNIVERSITARIA, como es el caso de la Ley 550, la Ley 1740 o las reestructuraciones amañadas y a dedo; tampoco aceptaremos la imposición de manera autoritaria de un rector por parte de ningún sector; es decir, el rector encargado y los demás asignados, deberán obedecer a un proceso de legitimación dentro de la comunidad académica.
Global
Voices (GV)
quiso adentrarse más en el sentir y argumentación de los
huelguistas y se dio a la tarea de entrevistar a uno de ellos: Carlos
Arturo Gamboa Bobadilla, un bloguero pionero en la blogosfera
colombiana, escritor, activista, docente y presidente de la
Asociación Sindical de Profesores Universitarios (ASPU).
A pesar de su desgaste físico, estuvo informando desde su
blog y
cuenta en Facebook todo
lo referente a la huelga, porque como él mismo lo expresó
en uno
de sus escritos:
“Creo que nunca podré hacer huelga de palabras, no he nacido para
ser sumo sacerdote del silencio”.