“Cuentan que hubo un pescador barquero que pescaba de noche,
en el río, que una vez con su red, pescó un lucero y feliz lo llevó, y feliz lo
llevó a su bohío. Que desde entonces se iluminó el bohío porque tenía con él a
su lucero y que no quiso volver más por el río, desde esa noche, el pescador
barquero y dicen que de pronto se oscureció el bohío y sin vida encontraron al
barquero, porque de celos se desbordó aquel río entro al bohío y se robó al
lucero” (José A. Morales).
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Cauce activo (azul) y lecho mayor (línea amarilla) del río Cauca. foto: blackbridge.com |
Por: Germán Vargas Cuervo, profesor del Departamento de Geografía - Universidad
Nacional de Colombia.-
Como dice la canción de José A. Morales, los ríos, como se
denominan comúnmente, se desconocen y causan desastres. Estos no son solo la
corriente del cuerpo de agua que fluye sobre un curso determinado, sino un
sistema que incluye varios componentes, que de ser ignorados o intervenidos
inadecuadamente, causan desastres sobre poblaciones, personas y bienes, como
cultivos o infraestructura.
Los sistemas fluviales naturales presentan elementos o
factores geomorfológicos (morfométricos, morfológicos y morfodinámicos),
geológicos, hidrológicos e hidráulicos, que interactúan en equilibrio dinámico.
Los ríos naturalmente tienen dos lechos: el cauce activo,
que representa el cuerpo de agua, y el lecho o cauce mayor, área que puede ser
ocupada naturalmente por el cauce activo en periodos de lluvias extremas.