Camilo Torres: “Una figura incómoda para la derecha y la izquierda”

DW. - La guerrilla ELN (Ejército de Liberación Nacional) pidió al Gobierno de Colombia “ubicar”los restos de Camilo Torres como “gesto” para el inicio de diálogos de paz, que se espera pronto. Una solicitud pública que el presidente Juan Manuel Santos se aprestó a responder: “Camilo es un símbolo para el ELN y es un llamado, un motivo para que este grupo armado se sienta animado a una opción social y política, dejando la lucha armada y vigorizando mucho más la ampliación de la democracia colombiana“, dijo Santos al El Espectador, de Bogotá.

El Arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, quien hace parte de una comisión eclesiástica autorizada para mediar con el ELN, saludó la disposición de Santos y dijo, que “La recuperación de los restos de Camilo Torres es un signo de reconciliación”.

Cristianismo y vocación social

Camilo Torres había nacido en Bogotá, el 3 de febrero de 1929 y murió en Patio Cemento, noreste de Colombia, el 15 de febrero de 1966. Hijo de una familia de la “burguesía liberal” de la época, recibió la temprana influencia de sacerdotes dominicos franceses. Fue entonces en el Seminario Conciliar de Bogotá donde comenzó a interesarse por las realidades sociales. Como católico, la pobreza y la injusticia social atrajeron su atención.

Siendo ya sacerdote, Camilo Torres estudió sociología en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, en donde conoció el movimiento europeo de la Democracia Cristiana y estrechó lazos con democristianos alemanes. En París se unió al movimiento sindical cristiano y simpatizó con la resistencia argelina. Su tesis, sobre “La proletarización de Bogotá”, fue una obra pionera en sociología urbana de América Latina. En Berlín realizó trabajo social y pastoral para luego regresar a Colombia, donde pronto fue cofundador de la primera facultad de Sociología de América Latina en la Universidad Nacional, en donde se desempeñó como profesor.

Camilo Torres Restrepo es, desde su muerte, hace 50 años, “un ícono polifacético: sacerdote, sociólogo, líder social y político”, dice a DW el historiador Juan Camilo Biermann, de la Universidad Nacional de Colombia e investigador del Centro de Pensamiento Camilo Torres, que investiga sobre su poder icónico. Fue su muerte en la guerrilla del ELN, durante el primer combate, que lo “signa” como guerrillero, apunta Biermann. Su sepultura nunca ha sido encontrada.

Entre la Iglesia y los pobres

“Camilo Torres vinculó la doctrina social de la Iglesia con la búsqueda de un ‘amor eficaz’, como lo llamaba, encontrando en el marxismo una herramienta útil para sus ideas, aunque Camilo Torres no fue marxista”, agrega Biermann.

Aún así, tras medio siglo de su muerte, Camilo Torres sigue siendo una de las figuras centrales del ELN. Para lo que hay dos fuertes razones, dice el analista internacional Christian Voelkel a DW: “Camilo Torres le imprimió, como ningún otro, las ideas de la surgiente Teología de la Liberación al ELN. Además, el martirio de su vida y su muerte lo convirtieron en un mito”.

¿Por qué peleamos sobre si un alma es mortal o inmortal, cuando sabemos que el hambre mata?, preguntaba Camilo Torres, buscando un acercamiento entre Iglesia y marxismo. ¿Cómo se puede explicar hoy esa mezcla de catolicismo y marxismo del “cura guerrillero”? “Con la desigualdad social de la Colombia de los años 50 y 60”, acota Voelkel.

Camilo Torres fue, en realidad, más cura que político y más político que guerrillero. Así como sus intereses fueron más sociales que militares. Torres fundó en Colombia las llamadas Juntas de Acción Comunal, hoy un movimiento efectivo de la organización y administración ciudadanas en barrios de pueblos y ciudades de todo el país. Pero hay un momento en la vida de Camilo Torres que se mantiene como enigma: su muerte.

Camilo Torres, el defensor de la vida, muere empuñando un arma. “Una contradicción”, como reconoce Juan Camilo Biermann. ¿Por qué abandonar la contienda de los argumentos y tomar las armas? Christian Voelkel explica: “Era la época del Frente Nacional, cuando los partidos Liberal y Conservador se turnaban en el Gobierno cerrándole la vía a otras alternativas democráticas. Esto impulsó la radicalización de teólogos de la liberación que optaron por buscar un cambio con las armas. Pero no fue la Teología de la Liberación en sí lo que llevó a sacerdotes a enrolarse en un grupo ilegal, sino las circunstancias de la Colombia de hace medio siglo”.

Una radicalización que él mismo había advertido a la Iglesia Católica, incitándola a poner la prédica en práctica: “Si la Iglesia no se actualiza, ideologías como el comunismo sí van a cautivar a los pueblos”, como lo recuerda el historiador Biermann, quien recalca que “Camilo Torres no se adapta a ninguna casilla, puesto que fue sui generis como sacerdote, como político, como profesor, como guerrillero”, y advierte además, que Camilo Torres sigue siendo “una figura incómoda tanto para la derecha, como para la izquierda”.

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