La ganadería extensiva es la actividad económica más común en el uso agropecuario del suelo en Colombia y es aquella que se lleva a cabo en terrenos grandes, habitualmente con monocultivo de pastos o gramíneas como forraje, como se conoce el alimento del ganando. Sin embargo este modelo tiene impactos negativos en los ecosistemas, genera acaparamiento de tierras, erosión, deforestación y contaminación de fuentes hídricas.
Frente a esta problemática, el proyecto Ganadería Colombiana Sostenible buscó mejorar la producción ganadera a través del trabajo amigable con el medioambiente, mediante el uso de sistemas silvopastoriles y la conservación de bosques nativos en las fincas colombianas. La iniciativa fue diseñada entre la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan), el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (Fundación Cipav), el Fondo para la Acción Ambiental y la Niñez (Fondo Acción), y The Nature Conservancy (TNC).
Un estudio liderado por el zootecnista Sebastián Montoya Uribe, magíster en Ciencias Agrarias con énfasis en Nutrición Bovina de la UNAL, evaluó los efectos de dicho proyecto nacional que instauró sistemas silvopastoriles en regiones ganaderas tradicionales como el Eje Cafetero, los valles de los ríos Cauca y Cesar, el Bajo Magdalena, la Orinoquia y las regiones lecheras de Boyacá y Santander.
Las áreas cercadas no mayores de 5.000 m2, con sistema silvopastoriles, aumentaron la oferta forrajera entre un 27 y 63 % más que la ganadería extensiva. |
Resultados prometedores en diversas regiones de Colombia
La investigación de la UNAL se realizó en 20 fincas de municipios como Pereira, Buga, San Juan del Cesar, San Diego, Codazzi, Valledupar, Luruaco, San Estanislao, Baranoa, San Martín y Cubarral (Meta), y en sitios de producción lechera como Duitama, Belén, Encino y Charalá, seleccionados por ser los más representativos en operar continuamente por 2 años y hacer un buen mantenimiento de los sistemas instalados por el proyecto de Ganadería Colombiana Sostenible.
Los animales obtuvieron mayor ingesta de proteínas y minerales; las gramíneas aportan hasta un 12 % de proteína, mientras que un bovino necesita más del 18 %. |
Las mejoras fueron notables no solo en cantidad sino también en calidad, pues el consumo de proteína cruda aumentó hasta en un 148 % y el consumo de cenizas –que contiene minerales– hasta un 42 % en comparación con los sistemas de ganadería tradicional.
Animales bien alimentados mejoran la producción
Dicha nutrición animal se refleja en la óptima producción ganadera: “mientras en un monocultivo bien manejado los animales pueden ganar 400 gramos diarios de peso, en los sistemas silvopastoriles los animales pueden ganar desde 600 hasta 900 gramos diarios”, añade el magíster Montoya.
El estudio se hizo en el Eje Cafetero, los valles de los ríos Cauca y Cesar, el Bajo Magdalena, la Orinoquia, Boyacá y Santander. |
Impacto en la sostenibilidad y conservación
Además de los beneficios directos en la producción ganadera, los sistemas silvopastoriles ofrecen ventajas ecológicas significativas, ya que “los árboles, además de aportar sombra, actúan como reservorios de agua, lo que es crucial durante los periodos de estrés hídrico”, menciona el zootecnista Montoya. Esta práctica también contribuye a conservar la biodiversidad reduciendo la deforestación y la emisión de gases, y aumenta la diversidad de especies nativas y la conservación de los ecosistemas.
Esta práctica también contribuye a conservar la biodiversidad, reduciendo la deforestación y la emisión de gases. |
Esto demuestra que, independientemente del tamaño de la finca, la integración de árboles y forrajes diversos puede aumentar de manera significativa la productividad sin necesidad de expandir las áreas de pastoreo. “Además los sistemas silvopastoriles garantizan la biodiversidad y hacen que la ganadería tenga un impacto menos nocivo en el medioambiente”, concluye el magíster Montoya.