Guillermo Alzate, ingeniero de petróleos y profesor de la Facultad de Minas. Foto: Archivo. UN |
Agencia de Noticias UN - De no ser por el fracking o fracturamiento hidráulico, sería imposible acceder a combustibles como el gas, que se encuentran en yacimientos no convencionales.
Así lo explica el profesor Guillermo Alzate, magíster en Ingeniería de Petróleos y docente de la Facultad de Minas de la U.N. Sede Medellín, quien asegura que esta técnica de estimulación de pozos se ha utilizado siempre en la industria del petróleo, pero enfocada en la explotación de yacimientos convencionales.
Sin embargo, esta semana representantes del Ministerio de Minas anunciaron que luego de varios años de estudios rigurosos con ayuda de científicos extranjeros, se había logrado configurar una regulación muy detallada para esta práctica en el país, con el fin de ampliar las posibilidades de extracción de gas, debido a las limitadas reservas con las que se cuenta.
Según la ANH se estima que en shale gas
las reservas del país pueden ser
de 31,7 TPC en 7 años.
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Los yacimientos no convencionales son formaciones de roca que contienen hidrocarburos en condiciones geológicas muy difíciles, pues no permiten que los fluidos se muevan, bien sea porque están atrapados en rocas que son poco permeables o porque son petróleos muy viscosos.
Para poder extraer este tipo de depósitos, también conocidos como shale gas o gas de esquisto, se requieren perforaciones horizontales que tengan el máximo contacto con la formación que contiene los hidrocarburos, en este caso el gas (hay algunas con hidrocarburos líquidos), para luego generar fracturas hidráulicas a lo largo de esa zona.
Adicional a la perforación, se genera una red de fracturas mediante el fracking con el fin de que el hidrocarburo fluya a través de las grietas generadas.
Efectos en los territorios.
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El profesor Alzate explica que para las extracciones en yacimientos convencionales se hace el mismo proceso, pero se realizan como máximo cuatro o cinco fraccionamientos, muy pequeños en términos de volumen; mientras que en el caso de los no convencionales, no se habla de una o dos, sino de hasta de 60 fracturas para un mismo pozo, las cuales se hacen a diferentes profundidades.
Altas cantidades de agua
Para generar una grieta que tenga una extensión considerable sobre el yacimiento y que permita aumentar la capacidad productora, usualmente se utilizan volúmenes de fluido muy grandes, por lo general alrededor del 99 % de agua, con algunos aditivos químicos y arena, para facilitar la ampliación de las fracturas existentes en el subsuelo y liberar el gas o el petróleo.