Pese a las dificultades que ha enfrentado, esta iniciativa pone sobre el tapete dos cuestiones esenciales para el futuro de todos nosotros: el poder del municipio y el poder de la ciudadanía. La Corte acaba de abrirnos el camino. Cecilia Correa Valdés*
Pelea desigual
razonpublica.com -Escrito por Cecilia Correa.- "A mí me eligieron para defender este territorio, nuestro territorio. Y es lo que voy a hacer". Con esta rotunda afirmación, el alcalde de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo, empezó a abanderar una de las más importantes discusiones en temas ambientales de los últimos tiempos: la autonomía de los territorios frente a la explotación de su subsuelo.
Su causa ha sido la posiblidad de que se les consulte a los tolimenses la aprobación o rechazo de la mina La Colosa, que empezó actividades en Cajamarca, un municipio vecino de Ibagué.
Como dicen en el Tolima, se trata de una “lucha de tigre con burro amarrado”, donde las múltiples y organizadas rayas del tigre representan los intereses de un país centralizado alrededor del poder de unos pocos que han repartido dádivas por doquier.
Sin embargo los tiempos cambian, las nuevas formas de feudalismo van desapareciendo y los hombres y mujeres de Ibagué han empezado a asumir este reto como una defensa de la vida. La vida que necesita agua limpia y abundante, y que vale más que el oro.
Algunos tratan de desestimar este compromiso de los ibaguereños diciendo que la mina está situada en otro municipio. Pero como muchos sabemos, el efecto nocivo de los químicos de la actividad minera, de una u otra forma, irán a dar a los ríos de los que Ibagué toma el agua para su consumo. Entonces, este es sin duda un problema de Ibagué.