Aunque Colombia es uno de los
pocos países latinoamericanos que exporta ganado vivo, la mayoría de los
colombianos desconoce la pesadilla que deben vivir los animales durante el
viaje.
Exportación de ganado de pie de Colombia al Líbano. Foto - Ministerio de Agricultura y desarrollo rural |
Una
pesadilla desconocida
¿Sabía usted que solo en 2017 Colombia exportó más
de 83.000
bovinos vivos a Medio Oriente para ser “sacrificados” por
su carne?
A bordo de esos “barcos de la muerte”, los animales
viven una pesadilla inimaginable para muchos: en barcos deteriorados o
pobremente adecuados para el transporte de ganado, los animales deben pasar
semanas enteras en el mar, soportando condiciones climáticas extremas,
hacinados y con altos niveles de suciedad acumulada, hasta el punto en que
algunos mueren cubiertos por sus mismas heces. Esta práctica no solo sucede
desde Suramérica hacia Oriente Medio, sino también desde Australia y Europa
hacia este mismo destino y otros países como Israel.
A temperaturas altísimas, sin poder recostarse
adecuadamente ni alcanzar los comederos o bebederos, los bruscos movimientos
del barco y la inestabilidad producen accidentes permanentes: los animales que
no acaban muertos llegan enfermos, fracturados y estresados.
En barcos transportadores desde Australia se han
documentado casos de partos que suceden inesperadamente durante el viaje,
sin que existan las condiciones para parir ni para atender a los recién
nacidos.
Pero el maltrato no acaba con el viaje.
Infortunadamente, luego de que el barco llega a su destino el sufrimiento
continúa para los animales. Con la crisis económica que desde hace años afronta
Venezuela, el vecino país dejó de importar nuestro ganado y Colombia debió
buscar nuevos destinos para sus animales. Ahora Colombia exporta ganado “en
pie” a Líbano, Jordania, Vietnam, Egipto, Irak, entre otros.
La mayoría de los países importadores en Oriente
Medio no tienen leyes de protección o bienestar animal, y como estos animales
son destinados a la faena, el trato brindado para el sacrificio es
extremadamente cruel.
Los ganaderos se sienten orgullosos diciendo que las
exportaciones de ganado vivo están en aumento y que eso representará un
importante ingreso para el país.
Estos procedimientos son comunes y se presentan en
gran parte de los mataderos de los países importadores, con contadas excepciones.
Este trato está lejos de seguir los conceptos del Corán. Entre los actos de
crueldad identificados está punzar los ojos con cuchillos, retorcer las colas
para controlar a los toros, cortar los tendones para someter a los animales,
entre otros procedimientos prohibidos en muchos países por atentar contra el
bienestar animal. Adicionalmente, los animales ven y sienten cómo se faenan sus
compañeros.
Los ganaderos se sienten orgullosos diciendo que las
exportaciones de ganado vivo están en aumento y que eso representará un
importante ingreso para el país. Infortunadamente al exportar los animales
enteros, también se exporta el valor agregado del animal y se pierden ingresos
y empleos en el país. Pero en Colombia son muy pocos los que conocen la
crueldad que deben vivir los animales que son exportados vivos.
La ONG Animals International ha documentado de forma encubierta la manera en que los
animales exportados por mar terminan sus días. Algunos ex funcionarios de los
“barcos de la muerte” que transportan el ganado han decidido contar lo que
sucede “puertas adentro”, cuando ninguna autoridad vigila lo que les sucede a
los animales.
En Australia y Europa algunas organizaciones han difundido imágenes
que muestran la crueldad de las exportaciones “en pie” y se ha formado un movimiento
cada vez más grande que se manifiesta en contra de estas prácticas y que
presiona a sus gobiernos para que les pongan fin.
En Brasil, a principios de 2018, un juez
federal suspendió la exportación de
ganado vivo luego de conocer las condiciones en las que son embarcados los
animales. De acuerdo con la decisión, las exportaciones solo podrían ser
reanudadas cuando se garantice un trato adecuado, pero dos días después se
continuó con el proceso.
Pero en Colombia todavía estamos lejos de tomar
medidas similares para detener esta pesadilla.
Riqueza
manchada de sangre
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE)
cuenta con distintos manuales con recomendaciones para el trato adecuado de los
animales de los países miembro. Los tres países latinoamericanos que
actualmente exportan ganado vivo (Colombia, Uruguay y Brasil) son miembros de
esa organización.
En teoría, estos países deben acatar las
recomendaciones de la OIE. Pero en realidad, todos los involucrados se limpian
las manos y los animales exportados quedan en el limbo. El Código de Transporte de Animales por Vía Marítima de
la OIE establece de forma muy general que:
1.
Tanto
los exportadores como los importadores “son responsables del estado general de
sanidad de los animales y de su aptitud física para el viaje, así como de su
bienestar general durante el viaje”.
2.
Y
que “los exportadores son responsables de la organización, ejecución y
conclusión del viaje”.
Sin embargo, los países exportadores se limitan a
decir que su responsabilidad termina cuando los animales salen del puerto y,
como se anticipó, por lo general los países importadores no cuentan con leyes
de protección animal. Al final, unos pocos se enriquecen a costa del
sufrimiento de miles de animales.